El problema de los cuatro hermanos
03/08/2022 | Por Acción Familia¿La verdadera fraternidad resulta de una igualdad completa? ¿O más bien de una igualdad fundamental templada por una escala de valores diversificados y jerarquizados?
¿La verdadera fraternidad resulta de una igualdad completa? ¿O más bien de una igualdad fundamental templada por una escala de valores diversificados y jerarquizados?
La propiedad privada se presenta cada vez más, en esta época de hipertrofiada preocupación por lo social, como un privilegio desagradable y anacrónico al que sólo unos pocos egoístas, insensibles a la miseria que les rodea, se han adherido obstinadamente.
Lleváis el nombre de Cristo, pero sería más justo si llevaseis el nombre de Pilatos. Sois la gran corrupción, porque estáis en el medio. Queréis estar en el medio, entre la luz y el mundo. Sois maestros del compromiso y marcháis con el mundo.
La vida cristiana no consiste simplemente en alabar al Señor y honrarlo por manifestaciones externas. Trátase de decir “no” al mal, en todas sus formas, y es precisamente por haber proclamado uno de esos “non licet” que la cabeza de Juan fue cortada.
Hay una masa de mentiras y de errores que debéis disipar, sin mirar a las personas que los difunden. Debéis combatir el error, aun entre los católicos, pues éstos tienen menos derecho ‒si puedo hablar de derecho‒ de que los otros a predicar ideas erróneas Verdades olvidadas Palabras dirigidas por San Juan María Vianney a
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El Salmista dice: ‘Odié la asamblea de los malos y no quiero sentarme al lado de los impíos’ (S1. 25, 5). Recordaos de estas palabras del Profeta, en el comienzo del primer salmo: ‘Feliz aquel que no tomó parte en el consejo de los malos'». (Sl. I, I)
Sólo aquel que se encoleriza sin motivo se hace culpable; quien se encoleriza por un motivo justo no tiene culpa alguna. Pues, si se faltase a la ira, el conocimiento de Dios no progresaría, los juicios no tendrían consistencia y los crímenes no serian reprimidos.
«¡Desgraciados los que abandonaron a María bajo pretexto de rendir honor a Jesucristo! ¡Como si se pudiese encontrar al Hijo de otra manera que con María su Madre!» (Encíclica «ad diem illum», del 2 de febrero de 1904)
Hay quien piensa que la religión católica consiste en un sentimentalismo vago e inconsistente. Sin embargo, los numerosos ejemplos heroicos de los católicos martirizados actualmente en todo el mundo y los que resisten a las persecuciones en China y otros lugares, constituyen un desmentido categórico de esta mentalidad.
La igualdad fundamental entre las personas deriva de su naturaleza humana y del común fin último, pero que sus diferencias legítimas deben ser la fuente de una sociedad armoniosamente jerarquizada, a la imagen del cuerpo humano.