«¡Desgraciados los que abandonaron a María bajo pretexto de rendir honor a Jesucristo! ¡Como si se pudiese encontrar al Hijo de otra manera que con María su Madre!» (Encíclica «ad diem illum», del 2 de febrero de 1904)
San Pío X:
«Sentados estos principios, y volviendo a nuestro designio, ¿quién no reconocerá que Nos hemos afirmado con justicia que María asidua compañera de Jesús desde la casa de Nazaret hasta la cumbre del Calvario, iniciada más que cualquier otro en los secretos de su Corazón, dispensadora por derecho maternal y de los tesoros de sus méritos, es, por todas esas causas, un auxilio muy seguro y muy eficaz para llegar al conocimiento y amor de Jesucristo?
La Fe de la Santísima Virgen María
«¡Ay! Bien evidente es la prueba que nos proporcionan con su conducta aquellos hombres que, seducidos por los artificios del demonio o engañados por falsas doctrinas, creen poder prescindir del auxilio de la Virgen.
«¡Desgraciados los que abandonaron a María bajo pretexto de rendir honor a Jesucristo! ¡Como si se pudiese encontrar al Hijo de otra manera que con María su Madre!» (Encíclica «ad diem illum», del 2 de febrero de 1904