Transcribimos una nota resumida de Mons. Poignard porque la situación que describe se va generalizando en todo el mundo, especialmente a través de leyes como la de no discriminación y de la llamada teoría del género.

Extracto de una nota de Mons. Poinard, vicario castrense francés:

«En la antigüedad cuando se quería borrar de la memoria colectiva el recuerdo de un adversario, se destruían a martillazos todas las inscripciones en los monumentos públicos que hacían referencia a él…

Hoy lo que funciona es el martillo neumático mediático: cuando un adversario incomoda el método es simple. Es suficiente, por todos los medios -morales e inmorales- tratar de cerrarle la boca. Es lo que ocurre actualmente con la religión católica.

Cuando yo era adolescente, Guy Béart cantaba «La Verdad», cuyo estribillo es: «al primero que diga la verdad, hay que ejecutarlo». La ejecución pública de la fe cristiana está en marcha a juzgar por el martillar mediático actual. Pero, ¿qué es una democracia sin oposición, sin que la minoría tenga la posibilidad de hacerse oír? Será necesario callarse para tener la paz, contrariando sus convicciones, contrariando su conciencia. Unos tendrán todos los derechos, incluso el de erradicar toda forma de oposición, los otros sólo tendrán en el derecho de adaptarse. Extraña concepción de los «valores de la República».

La prohibición de debatir está en la orden del día. ¿Hasta cuándo? Estoy sumergido en la lectura de un libro sobre la Revolución francesa y me sorprende la rapidez con que se pasó de los ataques verbales a la persecución jurídica. Entre 1792 y 1793 el viraje fue rápido: calificar a los oponentes políticos como delincuentes; decretar que toda oposición es un delito y, posteriormente, un crimen. Se sabe lo que ocurrió después… el Terror.

http://www.dioceseauxarmees.catholique.fr/billets-du-vicaire-general-archives/940-eradication.html