El conflicto sobre la obligación de que las instituciones católicas suministren anticonceptivos a sus empleados, estaba derivando en una batalla religiosa con graves repercusiones electorales, animada por la oposición de 80 % de los Obispos norteamericanos. (ver http://www.accionfamilia.org/temas-polemicos/aborto/persecucion-religiosa-en-ee-uu-encuentra-fuerte-reaccion/).
Un amplio porcentaje de católicos están asentados en Estados progresistas del Este y otra gran porción de ellos son hispanos, ambos grupos, votantes demócratas. Los católicos estuvieron entre los principales defensores de la polémica reforma sanitaria de Obama y van a ser imprescindibles para influir en los miembros del Tribunal Supremo –seis de los nueve son católicos- que tienen que decidir este año sobre la constitucionalidad de esa ley.
El conflicto, que crecía en los últimos días, amenazaba con minar la popularidad del presidente entre uno de los grupos de electores que le son más favorables. Obama ganó en 2008 el voto católico por 16 puntos de ventaja sobre John McCain. Los católicos son amplia mayoría entre los hispanos, cuya participación puede ser decisiva en las elecciones de noviembre, y católicos son también seis de los nueve miembros del Tribunal Supremo que este año tiene que pronunciarse sobre la constitucionalidad de la reforma sanitaria.
Otro católico influyente, el ex candidato presidencial John Kerry, que representa a los grupos católicos progresistas de la costa Este, recomendó al presidente dar marcha atrás delicadamente.
Según la Casa Blanca, con esta “acomodación”, de acuerdo al lenguaje oficial, no se priva a las mujeres que trabajan en empresas católicas del acceso a anticonceptivos. Aunque los empleadores católicos no tendrán que pagar por esos medicamentos, las compañías de seguros sí estarán obligadas a incluirlos en su cobertura sin recargo alguno de la póliza.
Debido a la polarización que este conflicto ha alcanzado, la solución encontrada por Obama quizá tranquilice a la Iglesia, pero puede irritar a otros segmentos de la sociedad, especialmente a las mujeres y a los demócratas de izquierda, que habían pedido al presidente mantenerse firme en su posición anterior.
Impresiona que sean católicos en tan gran medida quienes apoyan al Señor Obama, quien se ha distinguido por promover la homosexualidad y el aborto a escala nacional e internacional. Se hace urgente que los Señores Obispos, que han tenido esta valiente actitud, muevan a estos católicos a retirar su apoyo a este candidato.