En relación al Proyecto de uniones homosexuales presentado por el Gobierno bajo el nombre de AVP (Asociación de Vida en Pareja), S. E. el Cardenal Medina envió al Presidente Piñera una carta, el pasado 10 de agosto, exponiendo los motivos de su rechazo a la iniciativa.
Trechos de esta carta fueron publicados en la prensa. S.E. el Cardenal nos ha hecho llegar copia de la misma, que publicamos en la íntegra dada la importancia del documento
Santiago, 10 de agosto de 2011
N° 801/11
Excelentísimo Señor
D. Sebastián Piñera Echenique, Presidente de la República de Chile,
Palacio de la Moneda.
Sa n t i a g o
Excelentísimo señor Presidente,
Le escribo con el respeto debido a su alta investidura para expresarle, en mi calidad de chileno, de católico y de Obispo, mi dolor y desaliento ante la noticia de que V.E. ha enviado al Congreso un Proyecto de ley llamado ‘Acuerdo de Vida en Pareja” que contempla beneficios para personas que conviven maritalmente sin haber contraído matrimonio.
Para quienes somos católicos, la única convivencia legítima entre varón y mujer es la que se funda en el matrimonio indisoluble y abierto a la procreación. En el matrimonio se fundamento lo familia, base insustituible de lo sociedad civil y de la Iglesia fundada por Cristo nuestro Señor.
La relación sexual fuera del matrimonio entre personas solteras de distinto sexo es una ofensa a Dios, y por lo tanto un pecado, y recibe en las Ss. Escrituras el nombre de fornicación o concubinato. Cuando esa convivencia se realiza entre una persona que está unida a otra en matrimonio, esa conducta tiene, en boca del propio Jesucristo, el calificativo de adulterio. Si la relación se manifiesta entre personas del mismo sexo, recibe en nombre de sodomía. Todo esto consta claramente en las Sagradas Escrituras, que son palabras de Dios, y no señalo los lugares porque son bien conocidos.
Favorecer situaciones que contradicen la ley de Dios es uno ofensa a El y un duro golpe a la debida va1oración de la familia. Ya se le dio un golpe con la introducción del divorcio, se prosiguió con la distribución de la ‘píldora del día después” que contribuyó al libertinaje sexual de 1a juventud, y ahora viene a agregársele el proyectado favorecimiento de situaciones reñidas con la ley de Dios, lo que redundará en un acrecentamiento de la crisis que vive la familia.
No se trata de propiciar discriminaciones injustas, sino de mantener con fuerza, y no sólo con palabras, la institución matrimonial y familiar.
Ante Dios le hago ver, Excmo. Señor, cuanto precede, con la esperanza de que no se haga responsable ante El de un daño tan grande al bien común de la comunidad nacional y a la Iglesia, nuestra Madre.
Encomendándolo al Señor y rogando por sus necesidades, lo saluda S.S.S. en Cristo,
+ Card. Medina Estévez
