Esta doctrina de «igualdad» está siendo usada para «justificar la iniciativa de una ley totalmente revolucionaria».
La doctrina del «matrimonio igualitario» es un eslogan elaborado por socialistas revolucionarios como un instrumento para crear un paradigma cultural totalmente nuevo de moral, que sólo puede ser implementado después de la «completa destrucción de la unidad familiar», declaró un alto representante Vaticano, en una conferencia en Inglaterra la semana pasada.
El obispo Jean Laffitte, Secretario del Pontificio Consejo para la Familia, dio una conferencia sobre «Matrimonio y familia en una cultura de relativismo», en la Unión de Estudiantes del Colegio Universitario St. Mary, en Twickenham.
A Monseñor Laffitte no le parece que la redefinición del matrimonio es un asunto de derechos civiles.
Alertó sobre el esfuerzo internacional masivo de reescribir las normas sociales en los países ex cristianos de Occidente, que ha resultado en una «extremada y rápida extensión» de leyes «que ponen en riesgo la sobrevivencia de la familia».
También afirmó que la presión en favor del «matrimonio homosexual» no viene exclusivamente de los lobbies homosexuales, sino de un más siniestro grupo de ingenieros sociales secularizantes, altamente situados, que buscan una radical alteración de las ideas que fundaron la civilización occidental.
La «evolución» de esos cambios legales y sociales, agregó, se están tornando «mucho más violentos y rápidos» en los últimos tres años, «de lo que podríamos haber pensado». Entre esos cambios legales están la creación del reconocimiento legal de las uniones del mismo sexo, que son «llamadas abusivamente de matrimonio». Este ha sido el resultado del crecimiento del «relativismo en relación a la diferenciación sexual» que comenzó sólo «hace pocos años».
La distorsión del «matrimonio igualitario», como es llamado por activistas del gobierno argentino, es «el punto central de un verdadero proyecto revolucionario que busca destruir las estructuras más fundamentales de la vida social», agregó el obispo Laffitte.
Enfatizando que no es una mera interpretación personal, citó al Ministro de Justicia francés Christiane Taubira, quien llamó la ley de «matrimonio homosexual» recientemente aprobada «un verdadero cambio de civilización«. En Francia, los esfuerzos del Gobierno para realizar el cambio de civilización no se han restringido a cambiar las leyes. El adoctrinamiento en el nuevo paradigma comienza temprano en los jardines infantiles, con niños tan pequeños como de dos años inundándolos con la ideología de la «igualdad». Laffitte citó al Ministro de Educación francés quien dijo que esto “es necesario para erradicar cualquier posible determinismo social, filosófico, familiar y religioso».
Estos ejemplos, dijo el obispo Laffitte, no son casuales, sino que constituyen «el fundamento de un sistema alternativo de moral… que será establecido íntegramente después la completa destrucción de la unidad familiar como ha sido entendida por siglos en todas partes y que constituye el fundamento social con el cual las sociedades más avanzadas han sido gradualmente construidas y consolidadas».
También notó que la «difusión de la ideología de género y la negación del carácter original y esencial de la complementaridad sexual, ha sido obtenida con gran rapidez.
Hasta 1990 la homosexualidad era considerada como un «tabú moral» por pastores y moralistas, «una trasgresión en un nivel ético».
«Nadie habría podido imaginar que, lo que había sido aceptado en la gran mayoría de las culturas en relación a la definición del matrimonio, pudiese pronto ser puesto en una reevaluación radical», dijo. «Esas convicciones de tiempos pasados no existen más, y por ello la Iglesia se enfrenta hoy en casi todas las culturas a desafíos inconcebibles, incluso hace medio siglo».
Dijo que está convencido que la «naturaleza de la aceleración» de esta «innovación» del reconocimiento legal de las uniones homosexuales es una señal de que «hay una intención deliberada de deformar la cultura y finalmente imponer una nueva organización de la vida en sociedad».
Contó que en su visita a Buenos Aires, se encontró con varios legisladores para analizar la presión existente para legalizar el «matrimonio homosexual». Algunos de ellos señalaron, agregó, «que por primera vez el Gobierno hizo uso de un argumento legal que parece imposible contradecir: el argumento de ‘igualdad'».
Esta doctrina de «igualdad», señaló, está siendo usada para «justificar la iniciativa de una ley totalmente revolucionaria».
Contó también que en una reunión con varias familias en Argentina, se enteró que la nueva ley no sólo «dividió a los ciudadanos», sino que «debilitó enormemente la unidad dentro de las mismas familias». Los niños en las escuelas y los jóvenes en las universidades, dijo, «están sujetos a una propaganda inexorable».
Enormes carteles reciben a los visitantes de Buenos Aires con eslogan «Argentina, un país igualitario», y «Argentina, un país incluyente».
Citando al Papa Benedicto XVI, Laffitte dijo que cuando se «repudia» el compromiso para toda la vida del matrimonio natural, las «las figuras claves de existencia humana desaparecen también. Padre, madre, hijo, elementos esenciales de la experiencia de ser humano se pierden».
Fuente: LifeSiteNews, Hilary White