Resultan especialmente esclarecedoras sobre el sistema utilizado por la campaña mediática contra la Iglesia las observaciones del sociólogo Massimo Introvigne: “la discusión actual sobre los sacerdotes pedófilos –considerada desde el punto de vista del sociólogo– representa un ejemplo típico del «pánico moral». El concepto nació en los años 1970 para explicar cómo algunos problemas son objeto de una «híper-construcción social«.

… «Los «pánicos morales» han sido definidos como problemas socialmente construidos, caracterizados por una amplificación sistemática de los datos reales, ya sea en su presentación mediática, o en la discusión política.

«Otras dos características han sido citadas como típicas de los «pánicos morales«.

En primer lugar, problemas sociales existentes desde varios decenios son reconstruidos en la narrativa mediática y política como «nuevos», y como objeto de un presunto y dramático crecimiento reciente. En segundo lugar, su incidencia es exagerada por estadísticas folclóricas que, aunque no han sido confirmadas por estudios académicos, son repetidas de un medio de comunicación a otro y pueden inspirar campañas mediáticas persistentes.

Philip Jenkins ha subrayado el rol de los «emprendedores morales» en la creación y gestión del pánico, cuya agenda no es siempre declarada.

Los «pánicos morales» no hacen bien a nadie. Distorsionan la percepción de los problemas y comprometen la eficacia de las medidas que deberían resolverlos.

Para Philip Jenkins la cuestión de los sacerdotes pedófilos es un ejemplo típico de un «pánico moral» (…) se presentan como «nuevos» hechos ocurridos hace muchos años -en algunos casos hace más de 30 años.

«El hecho de que -con una particular insistencia en lo que toca al área geográfica bávara, de la cual proviene el Papa- sean presentadas en la primera página de los periódicos hechos ocurridos en los años 1980 como si hubieren ocurrido ayer, y que nazcan polémicas capciosas, en la forma de un ataque concéntrico, que cada día anuncia en un estilo histérico nuevos «descubrimientos», muestra bien que el «pánico moral» es promovido por «emprendedores morales» de modo organizado y sistemático.

Massimo Introvigne, sociólogo italiano, director del Centro de Estudio de las nuevas religiones (CESNUR)