Cientos de miles de personas de toda Italia se reunieron en el Circo Massimo de Roma, para tomar parte en el “Family Day”, el gigantesco lugar en el que millares de católicos fueron martirizados durante el Imperio Romano.
La colosal manifestación contra el proyecto de ley, conocido como ley Cirinna, que pretende autorizar las uniones homosexuales y la adopción de niños por parte de estas parejas, fue realizada para afirmar que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.
A pesar de que le Vaticano no apoyó oficialmente la reunión, ni colaboró recomendando a los obispos que movilizaran a sus diocesanos a concurrir al evento, el número de los manifestantes superó todas las expectativas de sus organizadores. Tal omisión de la Jerarquía católica dejó perplejos a incontables fieles y a algunos obispos, que apoyaron discretamente la convocatoria.
El desmesurado tamaño de ese recinto público llevó a muchos expertos a vaticinar que no podría ser colmado por el público. Sin embargo, la masiva asistencia de italianos de todos los rincones de ese País y de algunas delegaciones de otros países, consiguió repletar el espacio.
El evento manifestó un categórico rechazo al “matrimonio” homosexual, impulsado por organismos de la Unión Europea, como la Corte Europea de Derechos del Hombre.
Según los organizadores del movimiento “Defendiendo a nuestros Niños”, más de 2 millones de personas acudieron al “Circo Massimo”: padres, madres e hijos; gente de todas las edades y condiciones sociales; seglares y religiosos, todos dispuestos a luchar para proteger la familia tradicional establecida por Dios, basada en la unión monogámica indisoluble. Otro punto, que se manifestó en slogans y numerosas pancartas, fue el rechazo de la implantación de la “Ideología de Género” en la enseñanza.
Mientras esto ocurría en Roma, en diversas ciudades de Italia fueron realizadas numerosas manifestaciones en el mismo sentido.
Una muestra de la creciente indignación que despiertan estas iniciativas gubernamentales en el público es que el “Family Day” de 2015, reunido en la plaza San Juan de Letrán y que consiguió detener temporalmente el mismo proyecto, reunió 1 millón de personas.
Massimo Gandolfini, uno de los organizadores del evento, declaró que el proyecto: “Es inaceptable desde la primera a la última palabra. Y que no es suficiente realizar una operación cosmética (para salvarlo), sino que se requiere una operación radical…El proyecto debe ser rechazado íntegramente”.
Esperamos que este ejemplo sea seguido por otros y que la familia sea protegida contra estas aberraciones. La gloria de Dios y el respeto a su Ley así lo exigen.