Después de que la ideología del género ha venido siento impuesta en la educación de los niños en varios países, ahora está siendo discutido un «Plan Nacional de Educación» en Brasil basado en esa teoría. Entre nosotros, la Presidente Bachelet ha puesto suma urgencia al proyecto de «identidad de género» que permitirá a las personas adecuar su registro civil no a su sexo biológico, sino al que les indica su «vivencia» interna.
La «ideología del género», que postula que la identidad sexual es una «construcción social», está estrechamente relacionada con el marxismo. Ella sostiene que debe existir la «libertad» y la «igualdad». Pero esa libertad es entendida como el derecho a practicar los actos más abominables. Y el concepto de igualdad consiste en una masificación del ser humano, para poder nivelar todas las diferencias naturales que existen entre el hombre y la mujer.
Para Karl Marx, el motor de la historia es la lucha de clases. Y la primera lucha ocurre en el seno de la familia. En su libro «El origen de la familia, de la propiedad privada, y del Estado» (1884), Engels escribió:
«En un viejo manuscrito no publicado escrito por Marx y por mí en 1846, encuentro las siguientes palabras: ‘La primera división de trabajo es la que existe entre el hombre y la mujer para la preparación de los hijos’. Y puedo agregar: la primera oposición de place que aparece en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monogámico, y la primera opresión de clase coincide con la del sexo femenino hecha por el sexo masculino». ([1])
En la familia existe una segunda opresión -la de los Padres sobre los hijos- que Marx y Engels, en el Manifiesto Comunista (1848), pretender abolir: «¿Nos censuran por querer abolir la explotación de los niños por sus propios padres? Confesamos ese crimen». ([2])
Fiel a su origen marxista, la ideología del género pretende que en la educación los padres no tengan ningún control sobre los hijos. En las escuelas, aprenderán que no hay una identidad masculina ni una femenina; que el hombre y la mujer no son complementarios; que no existe una vocación propia para cada uno de los sexos y, finalmente, que todo está permitido en términos de práctica sexual.
Es notorio que la doctrina marxista no se contenta con mejorías para la clase proletaria. Considera injusta la simple existencia de clases. Para ellos, después de la revolución proletaria no existiría más el «proletario» ni el «burgués». La felicidad vendrá cuando exista una sociedad sin clases -el comunismo-donde todo será de todos.
De modo análogo, la feminista radical Shulamith Firestone (1945-2012), en su libro «La dialéctica del sexo» (1970), no se contenta con eliminar los «privilegios» de los hombres en relación a las mujeres, sino con la propia distinción entre los sexos. El hecho de existir «hombres» y «mujeres» es, por sí mismo, inadmisible.
Como la meta de la revolución socialista no fue solamente la eliminación del privilegio en la clase económica, sino la eliminación de la propia clase económica, así la meta de la revolución feminista no debe ser solamente la eliminación del privilegio masculino, sino la eliminación de la propia distinción de sexo. Las diferencias genitales entre seres humanos ya no tendrían importancia culturalmente. ([3])
Si los sexos están destinados a desaparecer, deberán desaparecer también todas las prohibiciones sexuales, como las del incesto y de la pedofilia. Dice Firestone:
«El tabú del incesto es necesario por ahora, sólo para preservar la familia. Entonces, si acabamos con la familia, acabaremos verdaderamente con las represiones que modelan la formas específicas de la sexualidad». ([4])
«Los tabú del sexo entre adulto/niño y del sexo homosexual desaparecerían, así como las amistades no sexuales (…) todas las relaciones estrechas incluirían lo físico».
Así, los ideólogos del género no defienden todavía el incesto y la pedofilia por motivos estratégicos, como lo hace de modo tan crudo Firestone. Por el momento se contentan en exaltar la homosexualidad.
Trecho de un artículo escrito por el sacerdote Luiz Carlos Lodi da Cruz, ante el intento de aprobar en Brasil el «Plan Nacional de Educación» que tornará obligatoria la enseñanza de la «ideología del género» en los colegios.
Sobre los orígenes fraudulentos de la “ideología de género”
[1] Friedrich ENGELS. The origin of the family, private property and the State. New York: International Publishers, 1942, p. 58.
[2] Karl MARX; Friedrich ENGELS. Manifesto do Partido Comunista, São Paulo: Martin Claret, 2002, Parte II, p. 63.
[3] Shulamith FIRESTONE. The dialect of sex. New York: Bartam Books, 1972, p. 10-11.
[4] Shulamith FIRESTONE. The dialect of sex, p. 59.