Buscará transformar en delitos las conductas discriminatorias
A través de una consulta ciudadana, la ministra Cecilia Pérez, de la Secretaría General de Gobierno, impulsará cambios a la ley antidiscriminación ‒llamada Ley Zamudio‒ para tratar de transformar en delito las conductas discriminatorias más graves.
“Perfeccionar la ley Zamudio y elaborar una política nacional antidiscriminación para todos los órganos de la administración del Estado”.
Este fue uno de los compromisos del programa de gobierno de Sebastián Piñera y que ahora quiere concretar a través de un nuevo proyecto de ley que aumente las penas.
Ley de incitación al odio
Se agrega a esto que diferentes organizaciones han solicitado modificar la normativa complementándola con una ley de contra la incitación al odio.
Si esto se realiza, podríamos abrir el camino para una dictadura como la del venezolano Maduro quien, en 2017, hizo aprobar una ley contra la incitación al odio para perseguir a los opositores.
Las modificaciones se enviarán al Congreso antes del término del primer semestre de este año, por la Secretaría General de Gobierno (Segegob).
La Ley Zamudio se promulgó hace siete años, el 12 de julio de 2012, que establece medidas en contra de la discriminación arbitraria por motivos de raza o etnia, nacionalidad, situación socioeconómica, orientación sexual, identidad de género y estado civil, entre otros.
El principio de no discriminación: una categoría jurídica ajena a la ley natural y al verdadero derecho
La ley sólo es justa cuando se basa en la ley natural.
Toda ley discrimina porque favorece y protege los comportamientos que son justos y desalienta y reprime los que son injustos y perjudiciales.
El principio de no discriminar la orientación sexual pertenece a los «nuevos derechos» introducidos para anular la ley natural y cristiana.
De hecho, la no discriminación de la orientación sexual significa la igualación de todas las tendencias y elecciones en el campo sexual, sean las que sean.
Cualquier crítica pública de un comportamiento diferente de la ley divina y natural sería una forma de discriminación.
Aquellos que argumentan, por ejemplo, que la práctica homosexual es un vicio contra la naturaleza, caerían en una forma de discriminación homofóbica, que debería ser castigada por la ley.
Una vez que hayamos aceptado el notorio principio de no discriminación de la orientación sexual, ya no podremos criticar públicamente los comportamientos contrarios a la moral cristiana, definiéndolos, por ejemplo, «tendencias desordenadas», como lo hicieron Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Fuentes:
- Diario La Tercera
- Página web El Desconcierto