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Si le dijeran que, en un país de Europa, más precisamente en Bélgica, se hubiera aprobado el derecho de los niños a votar en las elecciones, probablemente Ud. diría que los belgas perdieron la sanidad mental.
Sin embargo, lo que fue aprobado la semana pasada en el Parlamento belga es mucho peor que conceder el derecho de voto a los niños. Los parlamentarios de ese país aprobaron ni más ni menos que ¡el derecho de los niños a matarse a sí mismos!
Pese a una solicitud dirigida al rey Felipe y firmada por 210.000 personas que suplicaba al monarca de los belgas que no sancionara la extensión de la ley de la eutanasia para los menores, el rey lo hizo.