Una de las numerosas consecuencias de la legalización del aborto es la proliferación del aborto selectivo.
El primer paso, como se pretende en uno de los proyectos en discusión en el Senado chileno, es que se permita el aborto de niños “no viables”. Después se pleiteará el aborto para los bebés con enfermedades, como el síndrome de Down. Ya estaremos en plena eugenesia.
La noticia que reproducimos, del periódico La Croix, Francia, informa que el Consejo de Europa ha tomado una resolución en vista de la enorme expansión del aborto de los bebés femeninos, llegando hasta el infanticidio.
Es claro que el Consejo de Europa no podrá revertir con un mero decreto una mentalidad que se ha creado en el mundo a partir de la legalización del aborto. Es propio del temperamento dirigista, que preside a numerosas organizaciones internacionales, querer resolver los problemas a golpe de decretos o resoluciones. Problemas que frecuentemente han creado ellos mismos con otros decretos…
Este es un aviso para nuestro país.
La noticia dice así:
«La preferencia por los hijos y la discriminación en relación a las mujeres se ha generalizado de tal modo en el mundo que millones de mujeres, espontáneamente o bajo presión, deciden no dar nacimiento a sus hijas».
Tal es la primera constatación de la resolución sobre la selección prenatal del sexo adoptada el lunes por 81 votos a favor (tres contrarios y tres abstenciones) por la asamblea plenaria del Consejo de Europa.
El aborto selectivo, o el mismo infanticidio, es cada vez más practicado en el planeta, especialmente utilizando los diversos métodos de selección prenatal del sexo disponibles y financieramente accesibles.
Las estadísticas, que figuran en el informe de la diputada suiza Doris Stump, son elocuentes. En todo planeta nacen más niños que niñas, en una proporción de 105 a 100.
En China, la preferencia cultural por el hijo, acentuada por la política del hijo único, se ha transformado a lo largo de los años en un desequilibrio creciente: 107 niños por cada 100 niñas en 1953, 113 hoy, después de una cumbre de 120 en 2005. Y, a medida que la familia crece, la diferencia aumenta: 108 niños por cada 100 niñas cuando es el primer hijo, 143 para el segundo y 156 para el tercero.
Esperamos que nuestros políticos, aparentemente tan preocupados con la discriminación, voten contra el aborto que conduce al crimen contra el más indefenso e inocente.