Esta rica nación latinoamericana se deshace ante los ojos impávidos del mundo, humillada y esclavizada por una pandilla asesina de marxistas que se apoderó de su gobierno hace dos décadas y que la conduce hacia los más escalofriantes extremos de miseria y de opresión.
Los veinte ex mandatarios latinoamericanos reprochan al Papa en una carta el haber llamado a la “concordia” y la “reconciliación” en países, como Venezuela y Nicaragua, gobernados por regímenes que conculcan derechos fundamentales.
Aunque la tradición jurídica occidental ha respetado siempre el secreto de confesión, el proceso de secularización operado en las últimas décadas, que según algunos habría debido beneficiar a la Iglesia, está alterando no obstante la situación.
La legitimidad de la pena de muerte es una verdad de fide tenenda, definida por el Magisterio ordinario y universal de la Iglesia, en manera constante e inequívoca.
En medio de las masivas manifestaciones de los llamados “chalecos amarillos” contra el pacto de la ONU sobre migraciones , un grupo de altos oficiales retirados franceses envió una carta abierta al presidente Emmanuel Macron afirmando que cometerá «traición» si firma el pacto.
Esta ley se opone en todos sus fundamentos y disposiciones a la Ley de Dios, manifestada en las Sagradas Escrituras: “Hombre y mujer los creó”. Las leyes que no tienen fundamento en la naturaleza humana y que se oponen a la Ley de Dios deben ser consideradas como inicuas y no vinculantes.
Conferencia realizada por la Academia Pontificia de Ciencias lanzó «Los Diez Mandamientos del Cambio Climático», un programa político perturbador que incluye comida vegetariana, uso exclusivo de máquinas eléctricas, eliminación total de combustibles fósiles y fuertes sanciones para gobiernos e instituciones que no lo hagan cumplir. Es la nueva dictadura mundial en nombre del cambio climático. Y con la bendición de la Santa Sede.
La piedad familiar se junta a la resignación tranquila frente a nuestra condición humana y ayuda a esperar con confianza la vida eterna
Cuando el hombre o la mujer indiscutibles ya no pueden ser considerados tales, la fantasía gobierna. Y eso es peligroso, porque sobre la fantasía se construye la tiranía.
La ley aprobada en ambas Cámaras constituye un paso para que los chilenos, desde los 14 años, puedan ejercer un “derecho a la irrealidad”, o sea, poder imaginarse y ser “reconocidos” de modo diferente a lo que son.
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