La humanidad contaminada por los «errores de Rusia» espera un terrible castigo
13/05/2022 | Por Acción FamiliaA un siglo de las apariciones, la humanidad pecadora no se ha enmendado y, al contrario, se encuentra sumergida en una espantosa crisis
A un siglo de las apariciones, la humanidad pecadora no se ha enmendado y, al contrario, se encuentra sumergida en una espantosa crisis
El arte no es tanto retratar con talento una bonita escena, sino saber percibir y plasmar símbolos de valores superiores a propósito de realidades concretas. Aquí se muestra la verdadera noción de heroísmo y de verdadero arte.
Algo que la Historia registra, y que la Teología de la Historia indica como cierto, es que los grandes desastres de los pueblos son castigos. Este es un principio incuestionable de la Teología de la Historia. Cuando una nación sufre una catástrofe mayor, esto es un castigo. El principio no se aplica a los hombres,
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La Pseudo Reforma protestante irrumpió después, inflada del orgullo de un monje apóstata, que lanzó a la humanidad en el camino de la perdición. Y la furia anticatólica de Lutero, que engendró el rencor ateo y anticristiano de Voltaire
«Debemos a nuestras madres y hermanas el fondo de honra y de devota y caballeresca dedicación que es la vida de Francia. Nosotros les debemos la Fe católica. Discípulas de la Reina de los Apóstoles y de los Mártires, las madres hicieron pasar sus corazones a los de los hijos…».
Las enseñanzas más esenciales de León XIII sobre los acontecimientos históricos de los tiempos modernos (una Teología de la Historia) y el Pensamiento de Plinio Corrêa de Oliveira.
«Por aquí ha pasado el pueblo más grande de la historia y la más portentosa de las civilizaciones humanas; ese pueblo ha debido tener del egipcio lo grandioso, del griego lo brillante, del romano lo fuerte; y sobre lo fuerte, lo brillante y lo grandioso, algo que vale más que lo grandioso, lo fuerte y lo brillante: lo inmortal y lo perfecto».
Versailles manifiesta el bienestar terreno, la gloria terrena, el placer terreno, el orden natural. Pero ¿dónde están los valores de la Revelación y de la Redención, tan presentes y tan vivos en el arte medieval? ¿Dónde está, en una palabra, la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo?
«¡Desgraciados los que abandonaron a María bajo pretexto de rendir honor a Jesucristo! ¡Como si se pudiese encontrar al Hijo de otra manera que con María su Madre!» (Encíclica «ad diem illum», del 2 de febrero de 1904)
El ecumenismo, con su infatigable y vano charlatanismo de diálogo, es propiamente la religión de los mediócratas. Una especie de seguro para la vida y para la muerte