¡Seamos coherentes!
30/04/2023 | Por Acción Familia
Si toleramos la permisividad moral no podremos evitar el aborto y la eutanasia. Es necesario que seamos coherentes en nuestras vidas con nuestra fe y la moral que la Iglesia enseña .
Si toleramos la permisividad moral no podremos evitar el aborto y la eutanasia. Es necesario que seamos coherentes en nuestras vidas con nuestra fe y la moral que la Iglesia enseña .
Cada hombre trae dentro de sí varias hereditariedades. Somos la resultante biológica de un sinnúmero de corrientes de vida que vinieron a tener en nosotros su punto de encuentro.
Ciertamente la futura buena o mala conducta de un hijo depende de si ha sido criado bien o de modo insuficiente. Dios da hijos, no para asistir a la familia, sino para que sean conducidos por el camino de la salvación eterna.
La experiencia muestra que la vitalidad y la unidad de una familia habitualmente están en natural relación con su fecundidad. Cuando la prole es numerosa, los hijos ven al padre y a la madre como dirigentes de una colectividad humana importante, tanto por el número de los que la componen como —normalmente—por los apreciables valores religiosos, morales, culturales y materiales inherentes a la célula familiar.
En esos días había vacaciones para los escolares, pero recuerdo que todo cambiaba. Sin embargo, no había un ambiente de vacaciones en la
de Semana Santa. Eran indefectiblemente seguidas en mi familia una serie de devociones, tradiciones y costumbres. Los pequeños, también participábamos de ellas.
La utopía democrática es la igualdad. La democracia sueña con un Estado social y sólo se preocupa con los individuos, y con los individuos socialmente iguales, sometidos al Estado.
La Iglesia no tiene que separarse del pasado sino que le basta reparar los organismos rotos por la Revolución y adaptarlos, con el mismo espíritu cristiano que los ha inspirado, al nuevo medio creado por la evolución material de la sociedad contemporánea, porque los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios ni innovadores, sino tradicionalistas
La complementariedad del amor paterno y materno forma la plenitud del amor y son la base del buen orden en la familia. En ella, el padre representaría más la Providencia, la vigilancia contra el enemigo externo; mientras la madre representa más el cariño, el afecto, el bienestar de los hijos en la situación creada por el padre.
La familia: Sus fines esenciales son conservar la especie y asegurar la felicidad de los cónyuges. Ellos se encuentran inscritos, con caracteres indelebles, en los instintos, en las tendencias y en las exigencias de la vida humana.
Si se observa el universo, no hay un ser que sea igual a otro. Los seres, aún los de la misma especie, son todos diferentes. Esta desigualdad entre los seres humanos debe ser justa y proporcional.