¿Cuál es la solución para la crisis del mundo actual? ¿Un Gran Reinicio, siguiendo las añejas y fracasadas fórmulas de la izquierda, o el regreso a una Civilización cristiana?
El año que dejamos atrás marcará la historia no sólo por lo inédito de las situaciones que hemos vivido a nivel social, sino también por el ensayo de un nuevo estilo de vida y de civilización que ha comenzado a dibujarse en el horizonte. Hay quienes incluso han comenzado a hablar en alta voz de un “gran reset”. Esto ya sabemos lo que es: apagar todo y comenzar de nuevo…
Lo que hasta hace poco podía parecer algo de ciencia ficción y relegado a las novelas como la de George Orwell, comienza en nuestro día a día a hacerse una triste realidad: confinamientos, noticias distorsionadas que difunden el pánico, distanciamientos sociales, cambios drásticos en las relaciones humanas, supresión de la vida cultural y social, abandono de la práctica religiosa, desconfianzas, egoísmos no vistos con anterioridad, desempleo, pobreza, pragmatismos radicales, etc., y en el fondo una idolatría de una salud a ultranza, que pasa por encima de todo, y que olvida groseramente que la vida necesita de valores del espíritu para ser realmente digna de ser vivida. Nuestros mayores siempre lo entendieron así…
Los Prelados abandonaron a los fieles cuando más lo necesitaban
Algo mucho más grave entró en escena. Curvándose sin resistencia a todos los gobiernos y yendo mucho más allá de las medidas oficiales, las iglesias se cerraron. En el mundo entero. Y de una sola vez.
Este sería el momento adecuado para grandes conversiones, para sermones enardecidos, para las procesiones, para multitud de confesiones, pero fue la ocasión siniestra en la que los fieles pidieron pan, y recibieron la piedra del rechazo. El Santísimo Sacramento y la Confesión, que sin duda habrían sido fuente de innumerables curaciones, les fueron cruelmente negados.
La asistencia a las iglesias y ceremonias de Pascua, y el posterior cumplimiento de la obligación Pascual, fueron negadas a los fieles de todo el mundo. En 2000 años de historia de la Iglesia, Diocleciano, Nerón, la Revolución Francesa, la Revolución Comunista, no consiguieron semejante cosa.
Cabe formular una pregunta: ¿No podría todo esto atraer un castigo aún mayor de Dios, incluidas otras epidemias peores que el Covid-19?
Pánico peor que la enfermedad
Una atenta observación de los hechos permite concluir que los gobiernos han tomado las medidas preventivas, recomendadas por organismos multilaterales contra la pandemia, actuando como si estuvieran regidos por la misma batuta. Y estas medidas se explican mucho más por una remodelación del mundo que por una lucha sensata contra la pandemia.
En ese sentido, Elke van Hoof, profesora de psicología de la salud en la Universidad de Vrije, Bélgica, experta en estrés y trauma, dijo en una entrevista con la BBC:
«Estamos ante el mayor experimento psicológico de la historia».
El argumento de la experta es muy claro: no tenemos ningún modelo que demuestre la necesidad o utilidad del confinamiento generalizado. Por tanto, lo que se está haciendo es un experimento.
“Oportunidad que no podemos dejar pasar”
El Foro Económico Mundial tuvo este año como lema “El Gran Reset”. El Príncipe Charles declaró:
“Para asegurar nuestro futuro y prosperar, necesitamos hacer evolucionar nuestro modelo económico”. Según él, debemos avanzar hacia un modelo de subconsumo ecológico. “Simplemente no podemos permitirnos perder más tiempo y tenemos que movilizar a todos los líderes”.
El fundador y presidente del Foro, Klaus Schwab, agregó que el Covid-19 es
“una oportunidad que no podemos dejar pasar”. “Para obtener un mejor resultado, el mundo debe actuar conjuntamente y con rapidez en la renovación de todos los aspectos de nuestras sociedades y economías, desde la educación hasta los contratos sociales y las condiciones laborales. Deben participar todos los países, desde los Estados Unidos hasta China, y deben transformarse todos los sectores, desde el gas y el petróleo hasta el de la tecnología. Dicho de otro modo: nos hace falta un «Gran Reinicio» del capitalismo”, dijo Klaus Schwab.
Necesitamos un gran reinicio (no el que está pensando)
Sin embargo, el anuncio más impresionante ya lo había hecho durante la gripe H1N1 Jacques Attali, asesor de los sucesivos gobiernos franceses y mentor del presidente Emmanuel Macron. Según este socialista, en un futuro próximo habría una pandemia mayor:
“No podemos olvidarnos de aprender las lecciones [de esta crisis], para que antes de la próxima, inevitable, se pongan en marcha mecanismos de prevención, control y logística para la distribución justa de medicamentos y vacunas. Para eso tendremos que establecer una política global, un almacenamiento global y, por tanto, un impuesto global. Entonces llegaremos, mucho más rápido de lo que hubiera sido posible por razones económicas, para sentar las bases de un verdadero gobierno mundial”.
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Hace décadas Plinio Corrêa Oliveira escribió algo que nos orienta para buscar la verdadera solución.
“Es una ilusión peligrosa pensar que un hombre o un sistema puedan sacarnos de un día a otro de la crisis en que estamos, y devolver a nuestro mundo su estabilidad y orden. La caída es muy profunda y viene desde muy lejos. No existe camino de salvación a no ser el de las virtudes morales y sociales.
“Pienso que no existe en todo el Antiguo Testamento, principio más íntimamente ligado a nuestras concepciones sobre la civilización en general, y particularmente sobre la Civilización cristiana, que el del salmista: ‘Si el Señor no construye la casa, en vano trabajan los que la edifican’”.
“Escribió Pío XI que la única civilización verdadera, digna de este nombre, es la civilización cristiana.
“Para nosotros, que nacimos en la gloria y santidad de los últimos fulgores de esa civilización, tal verdad es fundamental.
“A medida que la tragedia de este inmenso crepúsculo espiritual y social se va desarrollando ante nuestros ojos desolados, lentamente se va desmoronando la civilización.
“La sociedad de acero y cemento que se va construyendo por todas partes es la sistematización del sumo desorden.
El orden es la disposición de las cosas según su naturaleza y su fin
“Todas las cosas se van disponiendo gradualmente contra su naturaleza y su fin. Existirá quizá en este metálico infierno una organización rígida y feroz, como rígida y feroz es la férrea jerarquía que existe entre los ángeles de la perdición. Durará esta era de acero hasta que las fuerzas de disgregación se tornen tan vehementes, que ni siquiera toleren ya la organización del mal. Será entonces la explosión final.
“No tendremos otro desenlace si continuamos por este camino. Porque para nosotros bautizados, los medios términos no son posibles.
“O volvemos a la Civilización Cristiana, o acabaremos por no tener civilización alguna. Entre la plenitud solar de la Civilización Cristiana y el vacío absoluto de la destrucción total, hay etapas pasajeras: no existen, sin embargo, terrenos donde se pueda construir nada duradero.
“Claro está que no somos fatalistas. Si para el suicida, del puente hasta el río, existe todavía la posibilidad de una contrición, ciertamente también existe posibilidad de arrepentimiento, de enmienda y de resurrección para la humanidad, en el resto de camino que va desde su estado actual hasta su aniquilamiento.
“La Providencia nos acecha en todas las curvas de esta última y más profunda espiral. Se trata, para nosotros, de escuchar con diligencia su voz salvadora.
“Esta voz se hace oír, para nosotros, en la múltiple y terrible lección de los hechos. Todo hoy en día nos habla de disgregación. El castigo divino está humeando en torno de nosotros.
“Estamos en el instante providencial en que, aprovechando este poco de aliento que la paz nos da, podemos instruirnos con el pasado, y considerar la advertencia de este futuro del que nos aproximamos con terror.
“Si hoy oís su voz, no endurezcáis vuestro corazón”. Es este el consejo de la Escritura.
“Abramos, pues, de par en par nuestros corazones a la dura lección de los hechos.
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Es claro y obvio que este gran reseteo, es el inicio del establecimiento del Nuevo Orden Mundial. Estan aprovechando este pánico Psicológico para amedrentarnos y ponernos vacunas de dudosa procedencia, cuyo objetivo no es el de prevenir la enfermedad sino de infiltrarnos en nuestros cuerpos sustancias que nos causarán muchos problemas de salud.
Debemos estar en guardia, no permitir que nos vacunen, hacer acopio de alimentos y estar preparados para lo que sabemos segun las profecías de Ntra sra de Anguera en Brasil, Christina Gallagher en Irlanda y cientos de profecías más.
Cada vez está mas cerca N.Señor Jesucristo, esa debe ser nuestra alegría y esperanza.
Saludos Cordiales.
En primer lugar hay que entender que no hubo ni hay un virus nuevo. Que nos han tomado el pelo con la gripe de toda la vida. Dicho sea de paso, no vendría mal confrontar la teoría del contagio, que no hay por dónde cogerla. Luego, también sería bueno comprender que la antigua “normalidad” era simplemente basura. Que esto no va de izquierdas y derechas, las cuales están dirigidas por los mismos. Nunca han estado tan unidos los de izquierdas y los de derechas como ahora, contra el pueblo, desde luego. La gente tragando mentiras, aguantando bozales, arrestos domiciliarios y distanciamientos sociales, que si ya son barbaridades en sí mismas, lo son aún más cuando no tienen ninguna razón de ser. El borrego adoctrinado, alejado de Dios, con miedo a morir de algo que no existe, cuando deberíamos prepararnos para morir desde que nacemos. En fin. Esto está muy chungo. No hay motivos para ser muy optimistas. Sólo nos queda rezar por un milagro. Eso sí. Los que se han inventado esto, que son los mismos que se han inventado otras “pandemias” y otras historias, junto con sus cómplices, lo van a pagar muy caro. Aquí o allá. Porque de la justicia divina no se salva nadie.
Felicitaciones, Don Luis. Mi pregunta es: ¿cómo podemos colaborar para que la civilización cristiana no sea erradicada del mundo como está sucediendo ahora? Mis oraciones van en ese camino, me gustaría hacer más. Liliana Schiappacasse
Enhorabuena por el artículo. Es sintético y esclarecedor. Deja al descubierto las sectarias manipulaciones de la epidemia. Y el clero en su conjunto, que tendría que alzar la voz, una vez más, colaborando con la destrucción en marcha…
Luis: Muy interesante y profundo.
Felicitaciones.