La primera y más evidente señal de que el totalitarismo se aproxima, es el hundimiento de la familia.
En la familia «aprendemos que el verdadero papel del Estado es estar al servicio de los ciudadanos y no de reinventar la humanidad según presupuestos ideológicos artificiales: la primera y más evidente señal de que el totalitarismo se aproxima es el hundimiento de la familia«, afirmó la Diputada Anna Záborská, representantes de Eslovaquia en el Parlamento Europeo de Estrasburgo, en entrevista al semanario francés Valeurs Actuelles, el 18 de noviembre de 2010.
Hija del médico y bioquímico Anton Neuwirth, católico practicante, condenado por el régimen comunista checo a 12 años de prisión por enseñar las teorías de un americano, premio Nobel de química, Anna Záborská fue elegida diputada europea en 2004, siéndole encargada la jefatura de la comisión de los derechos de las mujeres. Allí, ella descubre que su tarea no es fácil:
«Bajo la presión de los lobbies bien organizados, financiados a veces por la propia Comisión Europea, se torna difícil hacer valer la idea de que ningún compromiso es posible con relación a la dignidad de la mujer, el respeto a la vida desde la concepción hasta la muerte natural y a la familia compuesta de esposo, esposa y sus hijos«.
Pero ella no se desanima al recordar una parte de su familia desaparecida en los campos nazis y de las escasas visitas que pudo hacer a su padre en las prisiones comunistas.
«Nosotros, del Este europeo, agrega, tenemos una especie de sistema antivirus en nuestro cerebro. El mayor peligro es lo políticamente correcto, que puede hacernos traicionar nuestras convicciones. Cuando el virus de la mentira se aproxima, nosotros lo percibimos por instinto«.
Gabriel J. Wilson.