En un impresionante reportaje, el New York Times, señala los graves efectos para la salud mundial que está produciendo la obsesión por el coronavirus. En efecto, el bloqueo de viajes y la interrupción de suministros médicos amenazan con una catastrófica extensión de la tuberculosis, del sida y de la malaria en el mundo entero.
Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará.
S. Mateo 16 – 25
Un pánico ciego
En los últimos meses hemos estado muy preocupados con la salud, y no sin cierta razón.
Desgraciadamente esa preocupación ha sobrepasado los límites de lo razonable y se ha tornado una verdadera obsesión.
¿Cómo se explica esto?
Las nefastas y desproporcionadas medidas que las autoridades públicas han tomado al respecto, y la incesante “guerra psicológica” ‒diríamos un verdadero “terrorismo” publicitario‒ que los medios de comunicación se han complacido en amplificar y difundir de manera escandalosa, han producido en la opinión pública una verdadera ofuscación, con raros precedentes en la Historia.
Un descuido con graves consecuencias
En un impresionante reportaje, el New York Times, señala los graves efectos para la salud mundial que está produciendo la obsesión por el coronavirus. En efecto, el bloqueo de viajes y la interrupción de suministros médicos amenazan con una catastrófica extensión de la tuberculosis, del sida y de la malaria en el mundo entero.
La tuberculosis es realmente el «monstruo mayor», que mata un millón y medio de personas cada año, constituyendo la principal causa de muerte por enfermedades infecciosas en todo el mundo.
El coronavirus está consumiendo gigantescos recursos de salud en el mundo, mientras estos adversarios mayores están siendo descuidados y están regresando con mayor fuerza.
20 años perdidos
Para el Dr. Pedro L. Alonso, director del programa global de malaria de la Organización Mundial de la Salud, el «Covid-19” corre el riesgo de descarrilar todos nuestros esfuerzos y llevarnos de regreso a donde estábamos hace 20 años».
El miedo del coronavirus ha cerrado muchas clínicas; ha impedido a muchos pacientes viajar y ser diagnosticados y recibir la medicación indispensable de forma oportuna.
Por otra parte, el New York Times informa que alrededor del 80% de los programas contra la tuberculosis, el sida y la malaria han experimentado interrupciones en todo el mundo.
Varios expertos en salud pública, advirtieron que si la tendencia actual continúa, es probable que el coronavirus retrase años, quizás décadas, un progreso coherente de la lucha contra la tuberculosis, el VIH y la malaria.
Propagación de esas epidemias
Esta disminución de la capacidad de diagnóstico puede hacer que las epidemias se propaguen de modo acelerado y que, al interrumpir los tratamientos, algunos virus se tornen resistentes a los medicamentos actuales.
Ahora la mayoría de las clínicas están usando las máquinas solo para buscar el coronavirus. Priorizar el coronavirus sobre la tuberculosis es «muy estúpido desde una perspectiva de salud pública», dijo el Dr. Ditiu. «Deberían ser inteligentes y hacer las dos cosas».
El Dr. Giorgio Franyuti afirmó que muchos pacientes con tuberculosis, en un hospital improvisado en la Ciudad de México, estaban siendo diagnosticados erróneamente con Covid-19. A fines de mayo, según los datos registrados por ese gobierno, a medida que aumentaron las infecciones por coronavirus, los diagnósticos de tuberculosis disminuyeron a 263 casos, mientras que en la misma semana del año anterior hubo 1.097.
La angustia de nuestra sociedad ante la muerte
Este médico ha visto a nueve pacientes con tos con esputo, característica de la tuberculosis, que había comenzado meses antes, pero que se consideró que tenían Covid-19. Posteriormente, los pacientes contrajeron el coronavirus en el hospital y se enfermaron gravemente. Al menos cuatro han muerto.
Estas son algunas de las consecuencias poco conocidas en el terreno de la salud. Los efectos en materia económica, social, psicológica, cultural y, sobre todo, religiosa amenazan trasformar de modo brusco y radical nuestro modo de vida. Toda una Civilización puede estar en juego.
Una reflexión final
Los seres humanos estamos hechos de tal manera que cuando hipervalorizamos los asuntos relativos al cuerpo, inevitablemente los del alma se ven menguados de manera notable.
A la gente le gusta poco pensar que aunque estamos compuestos de alma y cuerpo, el alma vale inconmensurablemente más que el cuerpo.
No me cabe duda de que si nos preocupáramos de nuestras almas como lo hacemos de nuestros cuerpos, tendríamos unas almas resplandecientes. Pero si nos preocupáramos de nuestros cuerpos como lo hacemos de nuestras almas… ¡Ay, qué cuerpos decrépitos tendríamos!