Comentario al resultado de las elecciones
El resultado de las elecciones presidenciales del pasado domingo deja señales contradictorias. En primer lugar, casi el 60% de los empadronados se abstuvieron de concurrir a las urnas, quitando de esta forma el carácter de opinión nacional al resultado del contaje de los votos emitidos.
En segundo lugar, el expreso deseo de realizar cambios “profundos y radicales” y una “Nueva Constitución” manifestado por la candidata apenas electa, muestra que a pesar de lo anterior, ella intentará imponer una profunda transformación social y cultural del País.
Por último, el resultado de casi el 40% alcanzado por la candidata de la centro derecha, a pesar de todas las circunstancias adversas, muestra que existe una importante proporción de votantes que se opondrán a esta agenda de transformaciones.
La suma de estas circunstancias indica que habrá una importante polarización política en el próximo período presidencial.
A lo anterior se debe agregar las dificultades que probablemente tendrá la Presidenta Bachelet en coordinar a un frente de Partidos y movimientos tan heterogéneos, y en algunos puntos contradictorios, como son los integrantes de la Nueva Mayoría.
Todavía es una incógnita si el Partido Comunista integrará el futuro Gobierno, todo indica sin embargo, que sí lo hará. En este caso ¿cuál será su comportamiento en circunstancias difíciles, como las probables manifestaciones callejeras estudiantiles, de la CUT y de otros grupos de presión con los cuales se identifica?
Este será, de seguro, el principal punto de dificultades del próximo Gobierno: atender las demandas que ellos suscitaron en los sectores extremos del panorama político, y al mismo tiempo hacer gobernable el País.
Por su parte la oposición no quedará sepultada en el panorama político. Con su casi 40% de los votos emitidos, y con una presencia importante aunque minoritaria en ambas Cámaras, podrá jugar un papel importante para la preservación de los principios de respeto al Estado de Derecho y de la libertad de la iniciativa particular, oponiéndose a la voracidad estatista que se avecina.
El papel de la futura oposición dependerá del grado de coherencia y convicción que sepan mostrar sus representantes. Si ellos continúan diluyendo los principios que hicieron prospero y pujante al País, e intentan camuflarlos en una especie de socialismo morigerado, lo más probable es que ahí sí terminen desapareciendo del escenario nacional.
Una última palabra para el 58% de los abstencionistas. ¿Qué representa esa cifra? ¿Una insatisfacción del mundo político? ¿Una apatía delante de los rumbos del País? ¿Un rechazo al sistema democrático vigente?
Probablemente es que haya de todo esto dentro de ese conjunto de no votantes. Pero la pregunta es ¿cómo se comportarán esos abstencionistas en medio del proceso de “profundos y radicales” cambios prometidos por la Nueva Mayoría?
Todos estos son los escenarios y las incógnitas que se presentarán y se resolverán a partir del próximo mes de marzo.
Por su parte, Acción Familia se prepara para mantener una acción permanente de vigilancia y de acción contra todas las iniciativas contrarias a los intereses de la civilización cristiana en nuestra Patria y cuenta desde ya con el apoyo de sus amigos y simpatizantes.