En relación a la legalización de las uniones de hecho entre homosexuales, el Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Alejandro Goic declaró hoy a Radio Agricultura: «yo creo que eso es legítimo que la legislación busque resolver los temas patrimoniales en las uniones de hecho”.
A modo de fundamentación el Obispo añadió: «la Iglesia debe trabajar seriamente para que nadie discrimine a nadie y que todos sean respetados en su dignidad de seres humanos, más allá de sus condición (…) sexual, etc.».
Tales declaraciones no pueden dejar de causar profundo desconcierto entre los católicos chilenos pues ellas obviamente auspician que los programas de Gobierno incluyan tales uniones.
En sentido opuesto a los comentarios radiales de Mons. Goic, el actual Papa Benedicto XVI enseñó cuando era Prefecto para la Doctrina de la Fe: “de ningún modo (se puede afirmar) que la condición homosexual no sea desordenada. Cuando tal afirmación se acoge y, por consiguiente, la actividad homosexual se acepta como buena, o también cuando se introduce una legislación civil para proteger un comportamiento al cual nadie puede reivindicar derecho alguno, ni la Iglesia, ni la sociedad en su conjunto debería luego sorprenderse de que también ganen terreno otras opiniones y prácticas desviadas y aumenten los comportamientos irracionales y violentos» (1).
Además, contra lo que señala Mons. Goic, el actual Papa afirmó en el mismo documento: «…la particular inclinación de la persona homosexual, aunque en sí no sea pecado, constituye sin embargo una tendencia, más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinación misma debe ser considerada como objetivamente desordenada» (n. 3).
También en sentido opuesto a lo que indica Mons. Goic, de que sería discriminatorio para los homosexuales que no se reconocieran legalmente sus uniones, el Papa estableció: “La orientación sexual» no constituye una cualidad comparable a la raza, el grupo étnico, etc. con respecto a la no discriminación. A diferencia de éstas, la orientación homosexual es un desorden objetivo (cf. Carta, n. 3).”
A respecto de las manifestaciones de apoyo que recibió Mons. Goic de activistas homosexuales, el mismo documento ya citado advertía: “En algunas naciones se realiza, por consiguiente, una verdadera y propia tentativa de manipular a la Iglesia, conquistando el apoyo de sus Pastores, frecuentemente de buena fe, en el esfuerzo de cambiar las normas de la legislación civil. El fin de tal acción consiste en conformar esta legislación con la concepción propia de estos grupos de presión, para quienes la homosexualidad es, si no totalmente buena, al menos una realidad perfectamente inocua”.
En cuanto a legalizar las uniones de hecho, independientemente si ellas son homosexuales, el Consejo Pontificio para la Familia señaló: “Las uniones de hecho son consecuencia de comportamientos privados y en este plano privado deberían permanecer. Su reconocimiento público o equiparación al matrimonio, y la consiguiente elevación de intereses privados a intereses públicos perjudica a la familia fundada en el matrimonio”.(cf. FAMILIA, MATRIMONIO Y «UNIONES DE HECHO» Ciudad del Vaticano, 26 de julio de 2000)
Por todo lo anterior, Acción Familia expresa su desconcierto ante la incompatibilidad entre lo expresado por Mons. Goic con lo que ha enseñado reiteradamente la Santa Sede.
Santiago, 15 de octubre, 2009
(1) Consideraciones para la respuesta católica a propuestas legislativas de no discriminación a homosexuales (23 de julio de 1992) Congregación para la Doctrina de la Fe