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Algo que la Historia registra, y que la Teología de la Historia indica
como cierto, es que los grandes desastres de los pueblos son castigos.
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La mayoría de las personas piensa que la doctrina
comunista es un programa económico y social que busca la igualdad,
sacándoles el dinero a los ricos y nacionalizando las empresas
privadas, mediante una revolución política: la dictadura del
proletariado. Pero si preguntamos cuál es el fundamento filosófico de
este programa, el hombre de la calle no sabrá responder.
En realidad, el comunismo es una verdadera secta, una anti-iglesia.
Su programa político social es sólo una consecuencia, importante sin
duda, de algo mucho más grave: la filosofía comunista, la cual busca
engendrar un “hombre nuevo”.
Así, la revolución cultural; la ideología de género; la teoría de la
deconstrucción y la "revolución total" son los instrumentos más
recientes utilizados por esta secta.
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