Un pueblo sólo es grande cuando domina totalmente sus defectos nativos. Si no lo hace, esos defectos lo avasallan. Nuestros defectos nativos, o son llevados a latigazos o nos someten al látigo.
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Gabriel García Moreno es el ideal de un Jefe de Estado católico fervoroso
Una de las situaciones en que la ejemplaridad aparece de manera más excelente es la condición de Jefe de Estado. En ella estaba Gabriel García Moreno (1821-1875), Presidente de la República del Ecuador. Con sangre española, y probablemente un poco de sangre indígena, es el modelo de ecuatoriano. Más aún, es el tipo del hispanoamericano del Norte de América del Sur.
Tipo del hispanoamericano del Norte de América del Sur
Él lo es por lo físico. Pero se ve que lo es mucho más por el alma.
Tiene profundidad de espíritu, firmeza y lógica de pensamiento, dominio sobre sí y una permanente movilización de todo su ser para cumplir un deber muy arduo.
Todo esto brilla en él de modo especial, cuando se hace fotografiar o pintar ostentando las insignias de Jefe de Estado.
Otras cualidades pueden aún ser observadas en García Moreno: mucha propensión para la fe católica, apostólica y romana; mucha afinidad con la Iglesia; elevación de alma; facilidad para lo sobrenatural, sin duda proporcionada por la gracia, pero que encuentra un punto de inserción en la naturaleza. Él tiene todo eso de modo espléndido.
La «dictadura de la tolerancia»
Pero también se nota algo que es lo contrario de eso, que muy fácilmente caracteriza a los pueblos con mestizaje indígena. Porque es lo propio de las personas que traen en sí ese mestizaje comportar una tendencia hacia el sueño de ojos abiertos, para la pereza y la inconstancia. Pero también es propio del católico, cuando nace con defectos así, dominarlos totalmente y ser prominente en las virtudes opuestas. Y esa es la mayor belleza de alma de García Moreno.
Murió por la fe. Es mártir. Hasta en eso dominó los defectos de su pueblo, comunes con los de otros pueblos sudamericanos. ¡Es una cosa admirable!
Un pueblo sólo es grande cuando domina totalmente sus defectos nativos. Si no lo hace, esos defectos lo avasallan. Nuestros defectos nativos, o son llevados a latigazos o nos someten al látigo. Y García Moreno era un ejemplo en eso. Es por donde él realizó lo mejor de los designios divinos relativos al pueblo ecuatoriano.
(*) Extractos de la conferencia proferida por el Prof. Plinio para socios y cooperadores de la TFP el 17 de febrero de 1989. Sin revisión del autor.