Dos visiones del trabajo: una mentirosa y naturalista, otra realista y católica.
La concepción naturalista, que expresa una tendencia muy generalizada en nuestra época: se basa en el horror fundamental a todo sufrimiento. Esto conduce a ocultar el dolor y presentar el Universo como un paraíso de delicias.
Por su parte, la concepción católica del trabajo presupone que el sufrimiento existe, pero que es un don admirable de Dios para que el hombre, auxiliado por la gracia, temple y eleve su personalidad.
Placeres que conducen a la psicosis, distracciones que preparan para el trabajo
En esta concepción, se manifiesta que el trabajo lo que tiene de intrínsecamente más bello, es el ser penoso.