La vestimenta formal es la “marca de respeto debido a nuestras instituciones y compatriotas”, declaró el parlamentario republicano conservador Eric Ciotti. De hecho, aquellos que no se respetan a sí mismos tratarán a los demás de la misma manera.
Eliminar la corbata no tiene nada que ver con “ahorrar energía” y todo que ver con destruir las sanas tradiciones cristianas.
El simple lazo de tela que llamamos corbata ha sido atacado brutalmente en el Parlamento español por el presidente del Gobierno socialista, Pedro Sánchez, bajo el ridículo pretexto de “ahorrar energía”. En una conferencia de prensa, dijo: “Me gustaría que todos noten que no llevo corbata; esto significa que todos podemos ahorrar desde el punto de vista energético”.
El socialista pidió entonces que todos los funcionarios públicos, y también los del sector privado, dejen de llevar corbata para aplicar las “medidas de ahorro energético” que son tan importantes para España. Tales medidas nos llevan a preguntarnos si la chaqueta es la siguiente en la línea. También sugiere que el funcionario español tiene un motivo oculto.
El mismo debate estalló curiosamente en el Parlamento francés entre diputados conservadores y el partido de extrema izquierda France (LFI). Lo que desencadenó el debate fue el mal comportamiento de algunos miembros más jóvenes de LFI, que casi siempre aparecen sin corbata y vestidos informalmente.
Los parlamentarios sin corbata provocaron que el parlamentario republicano conservador Eric Ciotti enviara una carta al presidente del parlamento pidiéndole que hiciera cumplir la regla que exige que se use vestimenta formal en el parlamento. Señaló que la vestimenta formal es la “marca de respeto debido a nuestras instituciones y compatriotas”. De hecho, aquellos que no se respetan a sí mismos tratarán a los demás de la misma manera.
El diputado conservador Renaud Muselier se sumó a la queja al señalar que los parlamentarios de izquierda disruptivos están sucios y gritan dondequiera que van. Este despliegue de falta de respeto y dignidad personal se refleja sin duda en su vestimenta igualitaria.
El partido liberal LFI respondió con su propia carta, diciendo que la ropa no hace a un diputado. Expresó además que esta corbata no representa vestirse elegantemente, sino que implica adhesión a un determinado grupo social. De hecho, si bien el hábito no hace al monje, indica que se identifica con los ideales de la profesión y tenderá a actuar de manera consistente.
Por esta razón, el Parlamento francés y otros órganos legislativos insisten en que sus parlamentarios vistan apropiadamente, lo que siempre se ha entendido como traje y corbata. Los parlamentarios liberales buscan lógicamente adoptar una interpretación más moderna de este código de vestimenta.
Sin embargo, el debate sobre la corbata no es sobre el ahorro de energía sino sobre lo que simboliza la corbata. Los problemas de fondo que tienen el primer ministro socialista Sánchez y los diputados liberales franceses de la LFI van más allá de ese simple trozo de tela que llamamos corbata. Comprender el origen de la cravate, también conocida como corbata, arrojará algo de luz sobre el tema.
La corbata apareció por primera vez usada por mercenarios croatas de los franceses alrededor de 1630. Los hombres alistados usaban telas anudadas alrededor del cuello mientras que los oficiales usaban sedas finas. El sentido del honor, el estilo y la elegancia franceses lo adoptaron rápidamente como complemento de sus uniformes militares y como una forma de moda en la vida civil. Al ver la corbata, el rey Luis XIII quedó encantado, y pronto pasó a formar parte del atuendo de la corte parisina.
Nacido de una vestimenta militar, no solo fue adoptado por el rey Luis XIII, sino que cuando el rey Carlos II regresó a Inglaterra después de años de exilio en la corte francesa, volvió con la corbata. Desde allí, se extendió al Nuevo Mundo.
Nuestra vestimenta influye en nuestro comportamiento. Incluso los actores son muy conscientes de esta verdad y practican con ciertas prendas que expresan el papel que van a representar. Cada prenda de vestir transmite algo de mentalidad y tiene una influencia directa sobre nuestras tendencias. Nos vestimos como pensamos y pensamos como nos vestimos.
La forma en que nos vestimos cuenta una historia. Alguien que viste de manera vulgar y descuidada sugiere una actitud similar hacia quienes nos rodean. Los que se visten con ropas inmorales o reveladoras muestran desprecio por la modestia y los malos efectos que tiene en los demás. Por el contrario, en aquellas ocasiones en que los hombres visten de manera limpia, prolija, ordenada, usando pantalones con pliegues definidos, zapatos bien lustrados y corbata a juego, sugiere que la persona es ordenada, limpia, responsable y reflexiva. Aunque vestirse bien no determina el comportamiento, influye fuertemente en nuestras tendencias a portarnos bien.
Somos criaturas sociales, y todo sobre nosotros hace una declaración, especialmente cómo nos vestimos. Nuestra presentación incluye no solo la ropa sino todos los accesorios, el peinado, la fragancia, la postura, el lenguaje corporal, el tono de voz y la energía con la que nos movemos y hablamos.
El Swiss Bank UBS publicó un código de vestimenta de cuarenta y cuatro páginas que destaca la importancia de vestirse correctamente a partir de un estudio que realizaron. A continuación, se muestran algunos fragmentos de este informe:
- Una prenda es una forma crítica de comunicación no verbal.
- Una apariencia impecable puede traer paz interior y una sensación de seguridad.
- Adoptar un comportamiento impecable se extiende a una presentación impecable.
La crítica del partido liberal LFI a la corbata confirma esta noción de la vestimenta como declaración social. La izquierda convirtió el tema en una manifestación de la lucha de clases al decir que el uso de la corbata indica una adhesión a un determinado grupo social. Los izquierdistas muestran que la vestimenta envía un mensaje sobre nuestros deberes y estatus social. También se dan cuenta de que su vestimenta desaliñada envía un mensaje a favor de su agenda izquierdista contra el orden establecido.
La insistencia del diputado francés conservador también fue acertada. Tradicionalmente, las corbatas han transmitido la idea de autoridad, dignidad y capacidad. Puede mostrar respeto por los demás y mejorar la autoestima.
Usar una corbata inspira respeto, y los liberales la odian debido a sus nobles orígenes militares. Simboliza la tradición, el honor y el orden de manera elegante. Encarna todo lo que un izquierdista busca destruir implementando costumbres vulgares e igualitarias sin distinciones por excelencia y decoro.
Eliminar la corbata no tiene nada que ver con “ahorrar energía” y todo que ver con destruir las sanas tradiciones cristianas que ayudan en la práctica de la virtud. En efecto, deshacerse de la atadura destruiría una piedra más en los cimientos sobre los que se construyó la civilización cristiana.
