Los niños siempre son niños, es verdad. Pero hoy, con tantos aparatos electrónicos, creo que están dejando de ser tan niños: no saben entretenerse con su propia inocencia, necesitando cosas cada vez más sensacionales y excitantes.
Los niños siempre son niños, es verdad.
Pero hoy en día con tantos aparatos electrónicos creo que están dejando de ser tan niños.
Antiguamente se entretenían con un trompo, una muñeca o cualquier otro juguete simple.
Hoy tienen casi todo a su disposición: celulares, vídeos, computadoras, televisiones de todos los calibres, etc. Y sin embargo no saben entretenerse con su propia inocencia, necesitando cada vez más cosas sensacionales y excitantes.
A modo ilustrativo presentamos dos fotografías.
En la primera, Corina del Camen Walker Ramos, con su triciclo simple, sólido, sin adornos,pero con la gracia de un asiento ideado a modo de pequeño «trono», incluso con reposabrazos. En realidad el verdadero adorno es la delicadeza y corrección de la niña, su fisonomía inocente y plácida, que no puede ser sino el fruto de todo un ambiente de cultura y buen gusto.
En la segunda fotografía, vemos a otra niña montada en una moto de cross. Colores estridentes, formas complicadas y brutales, con un casco en la mano como quien se prepara para peligrosas acciones. Todo ello impropio para la formación de una futura señorita. La propia fisonomía de la niña parece haber comprendido la situación y tiene en su cara un rictus de tensión, alerta y agitación dignos de nota.
Los niños, ya desde muy pequeños, trazan las líneas maestras por donde luego discurrirá toda su vida. En esa perspectiva ¿se podría decir que esto es formativo o deformante?