“Le ballon rouge” (el globo rojo) es un cortometraje francés, difundido a partir de 1956, dirigido por el cineasta Albert Lamorisse. La película (de 34 minutos) muestra diversas actitudes de un niño que, un día, encuentra un globo rojo que se hallaba enredado en un poste de iluminación en el barrio de Ménilmontant, en Paris.
Para un idealista, o sea para un verdadero católico, apostólico, romano, la película puede ser especialmente formativa si se considera al globo como símbolo del ideal, del llamado que cada uno recibió de la Divina Providencia para realizar una determinada vocación.
Sin embargo, en realidad la película presenta una falsa alternativa: o la persona abandona los ideales o debe refugiarse en un mundo irreal. La verdadera solución es luchar por los ideales que se admiran.
“En dos palabras lo interpreto así: sería algo para desesperar al idealista. Es decir, eres un niño idealista, tienes un ideal, quieres seguir ese ideal.
“(Para seguir) ese ideal vas a encontrar dificultades porque frecuentemente quieres hacer otra cosa y el ideal te perseguirá. Entonces te dejas confiscar por el ideal y todo el mundo se va a poner en contra de ti.
“No cabes en un mundo práctico, en un mundo concreto; en los horarios, en los reglamentos, en las disciplinas; no cabes bajo ciertas autoridades, no ganas dinero, no entras en los negocios; eres un aislado, todos tus colegas envidian tu globo y por eso te odian y no son uno contigo. ¡Ellos te persiguen! Y acaban rompiendo tu globo. Y entonces eres el derrotado.
¿Qué ocurre entonces? Es que si no te conformas y no te transformas en uno de ellos, la única salida que te queda es irte al mundo de lo irreal y vivir aislado en un mundo de fantasía.
“Lo que el niño debería haber hecho era fundar una TFP: la ‘TFP del globo’.
(En la escena en que el niño es llevado al cielo …)
“No es el Cielo, es lo irreal.
“Otra cosa: entre las entidades que están representadas como rechazando el globo está la Iglesia. Antes de eso, aparece aquella caricatura de madre sin piedad y que va con un paso marcial: tan-tan-tan, llevando al niño casi como un paquete… El globo entra después (a la iglesia) y el niño es expulsado de allí por ser fiel al globo.
“Después, la fuerza irreducible de la opinión salvaje que no tolera los globos. Entonces, son los niños que corren, que saltan, que atacan de aquel modo. Aquellos niños tienen gestos y actitudes por los cuales se comprende mejor la Revolución Francesa.
Plinio Corrêa de Oliveira, (Santo del día, 28 de noviembre de 1979). Texto extraído de una conferencia, sin revisión del autor.