Ejemplos para imitar
Para evitar que lo que muchos pretenden: borrar toda huella de Dios de la sociedad
MADRID, 09 Abr. 07 / 10:32 pm (ACI).- En una carta dirigida a todos los sacerdotes de su diócesis, el Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández, los exhortó a fomentar el sacramento de la Reconciliación con confesión individual de los pecados y a que se vistan de curas, ante el intento de muchos de borrar «toda huella de Dios de la sociedad en que vivimos».
El Prelado alentó a no impartir «nunca la absolución colectiva. Enseñemos a los jóvenes y a los niños a acercarse a este sacramento con frecuencia. Es un cauce precioso para una formación personalizada, que educa la conciencia en los mandamientos de Dios y de su Iglesia». «Que en cada parroquia haya señalados momentos precisos a lo largo de todo el año (no sólo en Cuaresma y Pascua) en los que el sacerdote está disponible para confesar a los penitentes», añadió.
Al hablar de la obligación que tienen los sacerdotes de vestirse como tales, Mons. Fernández dijo que lo hace «para recordar con todo mi cariño y mi respeto hacia cada uno de vosotros lo que la Iglesia nos manda. Es un gesto muy significativo que implica muchos aspectos de toda nuestra vida sacerdotal».
Para el Prelado, «la época, no lejana, en la que se impuso la moda de vestir como los demás» ya «está pasada«. «Pero, además, no es cuestión de moda. Os dije en la primera Misa crismal de 2005: ˜Cuánto me gustaría veros a todos vestidos de cura de manera inequívoca, qué alegría siente la gente cuando puede identificar fácilmente al sacerdote“».
«Hoy muchos pretenden borrar toda huella de Dios de la sociedad en que vivimos. No les hagamos el juego ni contribuyamos nosotros a esta ausencia de Dios», advirtió Mons. Fernández y alentó a que «con un vestido sencillo y austero, digamos a todos que somos sacerdotes y que estamos contentos de serlo. Se derivarán muchos bienes para nuestra diócesis, si obedecemos a Dios en este punto».
Finalmente, el Prelado citó la disposición de la Congregación para el Clero: Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, de 1994, que en el número 66 recuerda la obligación del traje eclesiástico para los sacerdotes: «En una sociedad secularizada y tendencialmente materialista, donde tienden a desaparecer incluso los signos externos de las realidades sagradas y sobrenaturales, se siente particularmente la necesidad de que el presbítero-hombre de Dios, dispensador de Sus misterios- sea reconocible a los ojos de la comunidad, también por el vestido que lleva, como signo inequívoco de su dedicación y de la identidad del que desempeña un ministerio público».