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Si hay alguna cosa que no es un “juego de niños” son los cuentos infantiles.
Redactar un buen cuento para los niños es una tarea seria. En primer lugar, un buen cuento debe conocer la psicología infantil para atraer su atención, normalmente movediza y poco atenta. En segundo lugar, él debe presentar una trama que esté al alcance de su capacidad de comprensión, pues de lo contrario el niño se desinteresará completamente.
Pero lo más importante de todo es que el cuento infantil debe impactar su imaginación y contribuir para que el niño vaya conociendo los aspectos bellos y buenos de lo que lo rodea.
Este programa lo consagraremos a dos escuelas de “cuentos infantiles”, la primera la de los cuentos tradicionales que buscan poblar de maravillas la imaginación infantil. La segunda, al contrario, la de algunos cuentos modernos que pretenden llenar de aspectos prosaicos o anti heroicos la mente infantil.
Para estudiar la primera escuela nos servimos de un texto del Profesor Plinio Corrêa de Oliveira publicado en la revista “Catolicismo” del año 1954, pero que guarda total vigencia.
“Los niños, como todo el mundo sabe, tienen sus primeros contactos con la vida a través de los cuentos. Por medio de ellos, la inteligencia infantil transpone los límites del ambiente doméstico y aprende las nociones iniciales sobre la sociedad humana, con las innumerables diferenciaciones que comporta, las atracciones que ofrece, los deberes que impone, las decepciones que trae y el juego complicado de las pasiones en los altos y bajos de esta gran lucha que es la existencia. “La vida del hombre sobre la tierra es un combate”, dice la Sagrada Escritura (Job 7,1). “Combate” sí, en el que unos luchan por sus intereses personales, legítimos o ilegítimos, y otros luchan contra el mundo, el demonio y la carne, para mayor gloria de Dios. Las primeras nociones sobre este “combate”, las impresiones más profundas que el hombre recibe relativas a los aspectos esenciales de la vida y de su posición ante ella, él las adquiere en sus primeros años de existencia.
“De ahí la importancia capital, para una civilización católica, de proporcionarles a los niños una literatura sana y profundamente religiosa. No nos referimos únicamente al Catecismo y a la Historia Sagrada, que por supuesto deben ser el centro de una buena formación, sino a otras obras de literatura que son como el comentario o la aplicación de lo que la Religión enseña».
Pasemos de estos principios generales enunciados por el artículo de Corrêa de Oliveira a un ejemplo concreto: el cuento de la Cenicienta. Como es probable que Ud. ya se haya olvidado, le ofrecemos el comienzo de la narración:
“Había una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino una madrastra, una viuda impertinente con dos hijas, a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta.
Un día el Rey de aquel país anunció que iba a dar una gran fiesta a la que invitaba a todas las jóvenes casaderas del reino.
– Tú Cenicienta, no irás -dijo la madrastra. Te quedarás en casa fregando el suelo y preparando la cena para cuando volvamos.
Llegó el día del baile y Cenicienta apesadumbrada vio partir a sus hermanastras hacia el Palacio Real. Cuando se encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos.
– ¿Por qué seré tan desgraciada?, exclamó. De pronto se le apareció su Hada Madrina.
Cenicienta le pide ayuda y el hada, haciendo uso de la varita mágica, convierte una calabaza en una carroza dorada. Luego, los ratones, las ratas y las lagartijas de una trampa son convertidos, también por arte de magia, en lacayos, cocheros y caballos tordos. El hada roza con la varita mágica a Cenicienta, y entonces la ropa sucia y estropeada que lleva la muchacha se convierte en un vestido precioso de princesa. El hada madrina le regala además unos zapatos de cristal a Cenicienta para que los lleve al baile, pero le dice que tiene que volver antes de la media noche, porque si no, se romperá el hechizo.”
Bueno… Ud. recordará del resto.
¿Cómo no elogiar el gusto, la delicadeza, la variedad de personajes de este cuento de la Cenicienta? Ahí están representados todos los personajes de la vida: los malos, los buenos, las limitaciones, la pobreza; pero sobretodo está representada la virtud de la Cenicienta que a pesar de lo malvado de la madrastra no deja de ser obediente y esa obediencia es premiada por su Hada.
El niño de ese modo va abriendo su horizonte infantil, su imaginación va siendo sanamente estimulada para conocer la vida; todo está ahí expresado con un tacto y un gusto notables.
* * *
Presentemos ahora la segunda escuela de cuentos infantiles. Ella fue anunciada hace pocos días en la prensa bajo el título de: “Antiprincesas y Antihéroes: libros infantiles que combaten los estereotipos de género”.
La noticia señala que: “No hay un hada madrina que las ayude cuando tienen problemas, no esperan por un príncipe azul y no siempre tuvieron un final feliz. Muy distintas a las clásicas princesas de Disney son las protagonistas de la colección Antiprincesas, de la editorial argentina Chirimbote. ‘Las antiprincesas son mujeres reales, de las que vemos todos los días. Luchadoras, soñadoras, con defectos y virtudes’, cuenta Nadia Fink, autora de los libros.
“El sello debutó en mayo de 2015 con el lanzamiento de su primer libro, dedicado a [la pintora mexicana] Frida Kahlo. El objetivo era entregarles a las niñas latinoamericanas referentes de mujeres reales con las que pudieran identificarse.” (El personaje en cuestión llevó una vida poco convencional, fue bisexual y entre sus amantes se encontraba el teórico comunista ruso León Trotski).
“Al de la pintora mexicana le siguió el ejemplar dedicado a Violeta Parra, escogida por su carácter de artista nómada y autodidacta, que cruzó fronteras inesperadas para su época, tal como consignan desde Chirimbote”. (Como se sabe, la cantante también de militancia comunista, tuvo una vida de fracaso matrimonial y de incontables otras uniones, que terminaron en el suicidio) ¿Será esta una biografía propia para niños?
“Paralelamente a la colección Antiprincesas, Chirimbote lanzó la colección Antihéroes, cuyo primer ejemplar está dedicado al escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984), quien (…) se involucró en las luchas sociales de su país.
“El próximo antihéroe será el escritor uruguayo Eduardo Galeano, autor de ‘Las venas abiertas de América Latina’.” (Casado tres veces y de clara militancia política) “Estos antihéroes tienen poderes, pero reales, como el de disparar la imaginación y el de comprometerse con los pueblos libres”, explica Fink, quien subraya que los niños también están expuestos a estereotipos de género: no llorar o ser siempre fuertes y galanes, son algunos ejemplos”.
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¿Qué horizontes se abren así para la infancia con esta segunda escuela de literatura infantil? Los del crimen. ¿Qué placeres? Los de la excitación nerviosa tendiente en ciertos casos casi al delirio. ¿Qué ideales? Los de la fuerza bruta y de la vida de lucha de clases y de género.
Con eso no se forma un hombre y mucho menos un cristiano. El producto típico de esta literatura es el neo-bárbaro, ateo, frustrado precozmente y en potencia un agitador social.
¿Será ésta la intención de la Editorial?
No lo sabemos, pero lo que es claro que ella pretende expandir a todo el Continente sus cuentos de anti‒princesas y anti‒héroes.
¿Por qué le comentamos esta noticia?
En primer lugar, para ayudarle a escoger los libros que compra para que lean sus hijos o nietos pequeños. Pero, en segundo lugar para que evite de todos los modos poner a su alcance algo que los perjudique en ese corto, pero tan importante período de la niñez.