De una entrevista al Cardenal Raymond Burke, Prefecto de la Signatura Apostólica del Vaticano, para la revista Polonia Christiana en enero de 2014.

2. ¿Por qué la inocencia es despreciada hoy en día? Me refiero a la vida de los bebés por nacer, a los niños que son violados psicológicamente durante las clases de educación sexual obligatoria, y la inocencia entendida como pureza de pensamientos y (premarital) pureza de la carne?

«Hay que apoderarse del alma de los niños». Rodolfo Llopis, dirigente socialista y pedagogo español

La agenda totalmente secular, si quiere tener éxito, debe ganar a los niños y jóvenes para su forma de pensar. La educación es la clave definitiva para su victoria en la sociedad. (1)

La única manera de capturar los niños y jóvenes es usurpando el solemne deber de los padres y maestros a educarlos de acuerdo con lo que es verdadero, bueno y bello. Los padres y los maestros que trabajan con los padres en la educación correcta de sus hijos, deben respetar necesariamente y totalmente el período de la inocencia de los niños y de los jóvenes.

Respetando esa inocencia natural, que es un reflejo del don de Dios de la conciencia a todos los niños, padres y maestros podrán preparar a los niños y a los jóvenes para responder con claridad y valentía a las fuerzas que quieren robarles su inocencia, tanto desde dentro de sí mismos ‒debido a la efectos del pecado original‒ y desde fuera, por ejemplo, por las malas compañías y las malas comunicaciones, como la pornografía en Internet.

Los padres y profesores deben estar atentos para que nada sea introducido en el plan de estudios que viole la inocencia del niño o incluso que intente inculcar al niño maneras gravemente equivocadas de pensar, por ejemplo, un plan de estudios aprobado por un determinado gobierno que enseña a los niños de 4 y 5 años que el matrimonio puede adoptar otras formas que la unión por toda la vida, fiel y procreadora de un hombre y de una mujer.

1. El actual estilo del socialismo, que se pretende el intérprete de la «mayoría social progresista», ya no se permite hacer afirmaciones brutales y sin velos, como las que hacía Rodolfo Llopis, socialista español, cuando decía: «Hay que apoderarse del alma de los niños» y «revolucionar las conciencias y los espíritus«. La actual meta de la Nueva Mayoría en educación es transformar la enseñanza en una escuela pública «pluralista», «donde se convive en la tolerancia y la igualdad».