«Ofrezcámonos de veras a morir por Cristo todas. Y en las celestiales bodas estaremos placenteras; sigamos estas banderas, pues Cristo va en delantera, no hay que temer, no durmáis, porque no hay paz en la tierra».
Hace poco más de 500 años nacía la gran santa de Avila.
Una anécdota:
A los siete años, tenía una gran predilección por leer la vida de los santos con su hermano Rodrigo, que era casi de su misma edad. Las dos tiernas mentes, impresionadas por las cosas que leían, repetían incansablemente:
«Gozarán de Dios para siempre, para siempre, para siempre…»
Un día, Teresa y su hermano llegan a la conclusión que los mártires habían obtenido la gloria a un precio demasiado bajo y deciden escapar de casa con el objetivo de ser asesinados por los moros y así morir por la fe.
Pío XII: Acusar de dureza y rigidez a la Iglesia y a su moral, es acusar al mismo Jesucristo
La aventura duró poco pues, en Ardaja, se toparon con un tío que los devolvió a su familia.
Una de las características de esta gran mística fue su gran determinación, que trasparece en los versos que trascribimos
«Todos los que militáis debajo desta bandera, ya no durmáis, ya no durmáis, pues que no hay paz en la tierra.
«Y como capitán fuerte quiso nuestro Dios morir, comencémosle a seguir, pues que le dimos la muerte. ¡Oh, qué venturosa suerte se le siguió desta guerra! Ya no durmáis, ya no durmáis, pues Dios falta de la tierra.
«Con grande contentamiento se ofrece a morir en cruz, por darnos a todos luz con su grande sufrimiento. ¡Oh glorioso vencimiento! ¡Oh dichosa aquesta guerra! Ya no durmáis, ya no durmáis, pues Dios falta de la tierra.
«No haya ningún cobarde, aventuremos la vida, que no hay quien mejor la guarde que el que la da por perdida. Pues Jesús es nuestra guía, y el premio de aquesta guerra; ya no durmáis, ya no durmáis, porque no hay paz en la tierra.
«Ofrezcámonos de veras a morir por Cristo todas. Y en las celestiales bodas estaremos placenteras; sigamos estas banderas, pues Cristo va en delantera, no hay que temer, no durmáis, porque no hay paz en la tierra».