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8 de Diciembre de 1585: El Milagro de Empel

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La Santísima Virgen salva a los Tercios españoles acorralados en Empel
Un milagro portentoso de la Santísima Virgen salva a los Tercios españoles acorralados en Empel.

Un milagro portentoso de la Santísima Virgen salva a los Tercios españoles acorralados en Empel. «¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota, pero la Virgen Inmaculada viene a salvarnos».

El 7 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco de Bobadilla combatía por España y la Fe católica en Holanda.

La isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Waal, era el reducto defendido por el Tercio Viejo, bloqueado por completo por la escuadra del Almirante Holak. Cinco mil hombres guarnecían la isla, «cinco mil españoles que eran a la vez cinco mil infantes, y cinco mil caballos ligeros y cinco mil gastadores y cinco mil diablos «, como dijera de ellos un almirante francés.

El bloqueo se estrecha cada día más; ya no quedan víveres, ni pertrechos de guerra, ni ropas secas. Sólo frío y agua y barro y desesperanza. Alejandro Farnesio, el gobernador de los Países Bajos, envía unos refuerzos que nunca llegan. Los maestres Carlos Mansfeld y Juan del Águila tratan, en vano, de socorrer a los sitiados; no hay esperanzas de auxilio.

Proponen rendición

Como las aguas del Mosa discurrían por un canal más alto que el terreno ocupado por los soldados, abre una enorme brecha en el dique y las aguas se precipitan sobre el campamento del Tercio, que pronto se ve rodeado de ellas por todas partes. No queda más tierra firme que el montecillo (apenas cincuenta metros) de Empel, donde, abandonando impedimenta y pertrechos, han de refugiarse los soldados, so pena de perecer ahogados.

Pío IX, el Papa de la Inmaculada Concepción

Imagen de la Virgen aparece en el barro
Milagroso descubrimiento de la tabla flamenca representando la Inmaculada Concepción. El Milagro de Empel
Un soldado del Tercio cavaba una trinchera «más para tumba que para guarecerse», cuando tropezó con un objeto de madera allí enterrado. Era una tabla flamenca en la que estaba pintada, en vivos colores, la Inmaculada Concepción.

En esta situación, un soldado del Tercio cavaba una trinchera «más para tumba que para guarecerse«, cuando tropezó con un objeto de madera allí enterrado. Era una tabla flamenca en la que estaba pintada, en vivos colores, la Inmaculada Concepción.

Comenzó el soldado a gritar y acudieron sus compañeros que, colocando el cuadro sobre la bandera española, a modo de improvisado altar, cayeron todos de rodillas entonando la Salve. El Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal cierta de la protección divina, arengó así a sus soldados.

«¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota, pero la Virgen Inmaculada viene a salvarnos. ¿Queréis que se quemen las banderas, que se inutilice la artillería y que abordemos esta noche las galeras enemigas?»

«¡Si queremos!», fue la respuesta unánime de aquellos españoles.

Un viento huracanado e intensamente frío se desató aquella tarde helando las aguas del Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo en plena noche, atacan por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y alcanzan una victoria tan completa que hace decir al almirante Holak:

«Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro«.

Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia, la flor y nata del ejército español.

Extraído de: LA INMACULADA CONCEPCION

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08/12/2022 | Por | Categoría: Fiestas religiosas
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