Para mí la oración es un impulso del corazón, es una simple mirada hacia el Cielo, es un grito de gratitud y amor en medio de la prueba, así como en el seno de la alegría; en fin, es algo grande y sobrenatural que dilata mi alma y me une a Jesús.
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«¡Cómo es grande el poder de la oración! Uno diría que es una reina que tiene libre acceso al rey a cada instante y que puede obtener todo lo que pide.
«No es necesario para ser oído leer en un libro una fórmula hermosa compuesta para la ocasión; si así fuera, ¡ay! ¡Cómo deberían compadecerme!
«… Fuera del Oficio Divino que no soy digna de recitar, no tengo el coraje de limitarme a buscar bellas oraciones en los libros, eso me da dolor de cabeza, hay tantas… y además son unas más hermosas que las otras… No puedo recitarlas todas y no sabiendo qué elegir, hago como los niños que no saben leer, simplemente digo al buen Dios lo que quiero decirle, sin hacer frases bellas y siempre me entiende…
La poco conocida Santa Teresita de Lisieux
«Para mí la oración es un impulso del corazón, es una simple mirada hacia el Cielo, es un grito de gratitud y amor en medio de la prueba, así como en el seno de la alegría; en fin, es algo grande y sobrenatural que dilata mi alma y me une a Jesús.
«No querría, sin embargo, mi muy querida Madre, que creyeras que las oraciones hechas en común en el coro, o en las ermitas, las recito sin devoción».
«Por el contrario, me gusta mucho las oraciones comunes porque Jesús prometió estar en medio de los que se reunieran en su nombre, entonces siento que el fervor de mis hermanas compensa el mío, pero solo (me avergüenza confesar) la recitación del rosario me cuesta más que ponerme un instrumento de penitencia…
«Siento que lo digo mal, aunque trato de meditar en los misterios del rosario, no puedo fijar mi mente … Durante mucho tiempo me afligí por esta falta de devoción que me asombraba, pues amo tanto a la Santísima Virgen que me debería ser fácil hacer en su honor oraciones que le son agradables. Ahora me siento menos triste, pienso que la Reina del Cielo siendo mi Madre, ella debe ver mi buena voluntad y ella está satisfecha con ella. «
(S. Thérèse de l’Enfant Jésus et de la Sainte Face, Manuscrit C, Œuvres Complètes, DDB- Cerf, Paris 1997, pp. 268-269; Id. Prières, p.968)