Encontré esta reproducción de una pintura en una revista de cultura que me enviaron unos amigos, y de inmediato me llamó poderosamente la atención por su dramatismo. En seguida quise saber de qué se trataba y quién era el personaje y el porqué de su aflicción.
Cual no fue mi sorpresa cuando comprendí que se trataba de un bufón que se preocupaba por aquello que la gente de responsabilidad no quería preocuparse: “1514: los Rusos tomaron Smolensk”.
Este acontecimiento, a pesar de que tuvo lugar en 1514, me recordó mucho la manía, yo casi diría el vicio, de numerosas personas de responsabilidad de nuestros días, que no quieren preocuparse por los graves síntomas que presenta nuestra sociedad. Piensan, o prefieren pensar, que las cosas no son tan graves, que no debemos ser alarmistas; en definitiva que la sangre no llegará al río. Entretanto se despreocupan y se divierten.
Ejemplos sobrarían, es sólo leer con un mínimo de atención los periódicos para ver como están las cosas.
En fin, les cuento un poco más sobre la pintura.
El bufón es la única persona en el baile real que está preocupada por las noticias de que los rusos han capturado Smolensk.
Stańczyk (1480 – 1560), ‒representado en la pintura‒ fue el bufón de la Corte más famoso en la Historia de Polonia. Empleado por tres reyes, durante la época del Renacimiento, cuando Polonia estaba en la cúspide de su poder político, económico y cultural.
A Stańczyk se le ha considerado siempre más que un mero actor. Es recordado como un hombre de gran inteligencia, ingenio y elocuencia. Un filósofo político, con un formidable conocimiento acerca de la situación contemporánea y futura de Polonia. Se distinguió por criticar y advertir a sus contemporáneos mediante la sátira.
Los “moderados” y la decadencia de las costumbres
El pintor que lo inmortalizó, Jan Matejko, representó a Stańczyk con un semblante de preocupación y reflexión, en marcado contraste con la capucha con campanillas y la ropa de bufón.
La composición principal de la pintura consiste en el contraste entre el bufón solemne y la gran fiesta que celebra al fondo. Stańczyk aparece sentado solo, en un cuarto en penumbra, mientras que una fiesta, auspiciada por la familia real, está en pleno apogeo en la sala vecina.
Su apariencia es diferente de lo que uno esperaría en un bufón: aparece sombrío, profundo en el pensamiento y su gravedad se ve reforzada por el cetro de bufón caído en el suelo. Sobre la mesa se encuentra una carta anunciando probablemente que Polonia ha perdido Smolensk para el Gran Ducado de Moscovia.
Esto causa el dolor y la actitud reflexiva de Stańczyk sobre el destino de su patria. La carta parece haber sido desechada por algún funcionario, y sólo el bufón se da cuenta de su importancia, mientras que los gobernantes están de fiesta, celebrando la reciente victoria en la Batalla de Orsha, sin tener en cuenta las malas noticias sobre Smolensk.
Otro símbolo que aparece en la penumbra del fondo es un enano que se está llevando un laúd, símbolo de la gloria. El enano, era estereotipado como una persona de baja estatura física y moral en el tiempo de Matejko. Esto sugiere una disminución de la fortuna de la dinastía Jagellón.
El arte no consiste en representar con perfección las figuras, sino en elevar nuestro pensamiento a temas universales. En este caso, el contraste entre la desidia y superficialidad de los gobernantes y la seriedad de quien menos se podría esperar: el bufón.