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Seguramente si a Ud., papá o mamá que nos oye, alguien le preguntara cuántos hijos tiene, Ud. respondería que tiene un varón o una niñita, o tantos niños y tantas niñitas, etc. y no se le pasaría por la cabeza pensar de otro modo.
Su respuesta sería catalogada por el Ministerio de educación, como un estereotipo cultural. Es decir como la asignación forzada de un género de acuerdo al sexo de los niños. Ud. incurriría, de inmediato, para las autoridades del Ministerio, en ser considerado como un discriminador, y su delito consistiría en asignarle el género de acuerdo a su propio sexo, ignorando que puede haber otras identidades de género, independiente del sexo de sus hijos.
Esta absurda ideología que pretende separar nuestra conformación física con nuestra personalidad, es la que está inspirando al Ministerio de Educación en la educación de todos los niños de Chile, desde las salas cunas.
Es lo que acaba de denunciar el Historiador y Decano de la Facultad de Humanidades y Comunicaciones de la Universidad Finis Terrae, Sr. Alvaro Góngora, en su columna de opinión publicada en uno de los más importantes matutinos de Santiago, bajo el título de “Igualdad de Género”.
En su artículo, el mencionado Decano proporciona un histórico de cómo se comenzó a gestar este concepto de “igualdad de género”:
“Comenzó a socializarse en la Asamblea Mundial de las Naciones Unidas sobre la mujer, realizada en Beijing (1995), donde se acordó una agenda planetaria de igualdad de género, con objetivos estratégicos para empoderar a la mujer. La misma entidad aprobó crear las Naciones Unidas para la mujer, cuya primera directora ejecutiva fue Michelle Bachelet (2010), nuestra Presidenta (2013). Leal a su compromiso programático, creó el Ministerio de la Mujer y de Equidad de Género (2016), instancia que promueve una ley de derechos sexuales reproductivos y una educación sexual laica y humanista en colegios.
¿Conoce el lector la cartilla publicada por el ministerio del ramo para niños: “Educación para la igualdad de género 2015-2018”? 1
Si hay parlamentarios oficialistas que no leyeron el programa de la Nueva Mayoría, ¿sabrán cuál es el sustento ideológico de la legislación sobre derechos sexuales que se tramita y si es congruente con la doctrina que dicen profesar? ¿Lo sabrán, a cabalidad, los chilenos de sus distritos que ellos creen representar? ¿Yo?, no creo.”
Nosotros tampoco conocíamos la cartilla “Educación para la igualdad de género 2015-2018” y fuimos a buscarla en la página del referido Ministerio. Como es probable que Ud. se encuentre en nuestro mismo caso, pues estas cosas se hacen medio a las escondidas o con tan poca publicidad que sólo los especialistas se enteran, le paso a comentar algunos aspectos de ella, pues sus hijos o nietos ya están siendo formados (diríamos mejor deformados) por esta cartilla.
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Como todas las cosas estatistas gustan de título pomposos, esta no se queda atrás: “Educación para la Igualdad de Género Plan 2015-2018, Reforma Educacional. Ministerio de Educación”. Lo que quiere decir, en palabras más simples, que el proyecto en cuestión, hace parte de la llamada reforma de la educación. Aspecto muy importante, pues ella se supone que es el deseo de los papás y, en la realidad, es enteramente desconocido por ellos, entre los cuales ciertamente está también Ud. que nos oye.
Pero continuemos con algunas muestras de la cartilla, una especie de “calado de la sandía”.
Comencemos por la definición de lo que el Ministerio entiende por “igualdad de género”.
La cartilla establece que:
«El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales, configurando relaciones de poder, históricas y socioculturales entre hombres, mujeres, otras identidades de género (trans) y orientaciones sexuales (homosexuales, lesbianas, etc.) En el marco de estas relaciones, las personas construyen su identidad, interactúan y organizan su participación en la sociedad. (…) estas relaciones de identidad varían de una cultura a otra y se transforman a través del tiempo».
Si pasamos este trecho a un vocabulario más comprensible, esto quiere decir lo siguiente: No existe una determinación del hombre y de la mujer por su sexo, las personas definen su identidad, que puede ser masculina, femenina o trans, de acuerdo a su propia identidad y a su orientación sexual (homo o lesbiana, etcétera, no se sabe bien qué incluye este etcétera). Pero, lo que vale para hoy, ya podrá no valer para mañana, pues estas identidades varían de acuerdo a la cultura y el tiempo.
Es ilustrativo que la página que inicia el capítulo está representada por lápices de distintos colores, para dar a entender que cada género, es un distinto de una paleta sin límites ni prohibiciones.
Pero volvamos al texto, que a pesar de estar redactado de un modo pedante, propio de quien no sale de su escritorio y escribe para otros pedantes como él, en el fondo deja claro su objetivo.
“Sin embargo (la familia) y la educación también reproducen lógicas de la sociedad que no siempre aportan en el sentido de potencias las habilidades de todos y todas. Esto opera a través de estereotipos, sesgos y discriminaciones que devienen en desigualdades que se han expresado históricamente en los contenidos, en las relaciones entre docentes y estudiantes, en las prácticas y materiales pedagógicos, en las actividades y los espacios de participación y convivencia”.
Traduzcamos a simple el párrafo de la cartilla. Ud. como papá y mamá y el colegio al cual Ud. manda sus hijos, no comprenden la diversidad de géneros, y les imponen discriminatoriamente la obligación de formarse como varones o niñas, de acuerdo a su sexo y no a su género. Esto genera una desigualdad pues cohíbe a los trans, homo, lesbianas, etc. Esta desigualdad hasta ahora se encuentra reflejada en toda la vida educativa (contenidos, prácticas, materiales y espacios educativos) y se debe acabar con ella.
Como Ud. ve, la reforma no se queda en pequeñas aspiraciones para imponer su ideología, ella quiere acabar con todo.
Y lo peor del caso es que no se le ha preguntado a los papás si quieren que sus hijos sean educados de acuerdo a esta absurda ideología.
Por esta misma razón, y dado que quienes quieren imponerla se encuentran enquistados en los Ministerios de Educación de casi todos los países del Continente, hace pocos semanas atrás más de un millón y medio de padres de familia de todo el Perú salieron a las calles a protestar por un proyecto similar, aunque bien menos explícito, de que el que le acabamos de comentar.
El grito que reunió a tantos padres de familia del país del norte fue: “Con mis hijos no te metas”. Una forma clara de indicar la indignación por un Estado que se entromete a escondidas y que le roba a los padres su derecho prioritario de educadores de sus hijos.
Comencemos por aquí, al menos a tomar conocimiento de que esta sandía está podrida por dentro, a pesar de que su corteza pueda ser verde y dar apariencia de cosa nueva y moderna.
Como el tema merece una mayor atención y como el tiempo se nos acabó, le prometemos que en el próximo programa continuaremos con el análisis.