Seamos realistas. Los tiempos han comenzado a ponerse difíciles para los ecologistas radicales.
Ya es suficientemente malo para ellos que sus conferencias sobre el calentamiento global parecen coincidir con patrones de clima bajo cero. Además, existe el problema de los combustibles fósiles. Justo cuando se declara que el mundo ha llegado al «peak oil» de producción, la industria de la energía arruina todo y descubre otro yacimiento enorme, que empuja el apocalipsis de energía a diez o veinte años más. Ahora parece que los osos polares se han vuelto contra los ecologistas y los han arrojado bajo un autobús de biodiesel.
Esto es así. Los osos polares, las bestias de la propaganda del cambio climático, se han negado a cooperar con su propia extinción. Los informes del extremo norte afirman que los osos polares están muy bien.
De hecho, sus poblaciones se han disparado. Informaciones locales del territorio de Nunavut, en Canadá, señalan que los osos están entrando en las ciudades, en las habitaciones y propiedades y causando estragos. El crecimiento de la población de osos se está convirtiendo en un verdadero problema, ya que los habitantes que disfrutan de actividades al aire libre, deben estar a la caza de los osos y frecuentemente invitan cazadores para protegerlos. Los informes de las partes más meridionales del territorio están encontrando osos donde nunca lo habían hecho antes.
Alrededor de 25.000 osos polares deambulan por las latitudes del norte, haciendo que fuentes gubernamentales ecologistas estén pidiendo bajar el tono de la retórica de la extinción. El Ministro de Medio Ambiente de Nunavut, Daniel Shewchuk, afirmó en un comunicado de prensa que los osos polares no están disminuyendo, sino aumentando y que «no se conocen factores ambientales o de otro tipo que en la actualidad constituyan una amenaza significativa e inmediata a los osos polares en general.»
Y, sin embargo, los ecologistas siguen informando sobre la disminución de las poblaciones de osos y su inminente y fatal destino. El Grupo de Especialistas en Osos Polares (PBSG), entre otros, mantiene la línea del partido y sustenta que el calentamiento global en última instancia pondrá en peligro su supervivencia. Los defensores del oso polar afirman que sólo una de las 19 subpoblaciones de osos polares totales está aumentando actualmente, tres están estables, ocho están disminuyendo y sobre las siete restantes no se puede determinar.
El problema es que la evidencia local apoya la opinión contraria. Los osos polares no parecen preocuparse con las estadísticas.
De hecho, estas estadísticas están siendo desafiadas por científicos y expertos en pronósticos que advierten que la voz de alarma sobre el futuro de los osos polares se basa en predicciones de modelos especulativos de computadora, proyectados durante muchas décadas en el futuro y no en avistamientos de osos actuales.
Las autoridades locales de manejo de la fauna silvestre presentan estimaciones basadas en los cazadores y recolectores locales, que tienen una idea de cómo está yendo la población y donde los osos polares podrían ser encontrado. Ponen en duda las cifras oficiales, que se basan en gran medida en rápidas encuestas hechas por científicos desde helicópteros con un alcance limitado y que ignoran los lugares donde los osos se pueden encontrar.
Mientras tanto, muchos residentes locales que reconocen los cambios en el clima, dicen que no están teniendo efectos negativos en la población de osos polares, y que aún es un factor positivo para mantener el número de osos de alta. Muchos lugareños sospechan que la cuestión del oso polar está siendo utilizada para asustar a la opinión pública sobre el calentamiento global. Se quejan de la reducción de las cuotas de caza, que no reflejan la necesidad de recuperación de las poblaciones de los osos.
La verdad incómoda es que los osos polares no están en peligro de extinción. Lo que está en peligro es la ciencia real que se está convirtiendo en una ciencia politizada. Mientras tanto, para vergüenza de los radicales ecologistas, la venganza de los osos continúa.
John Horvat II, http://www.tfp.org/tfp-home/news-commentary/the-revenge-of-the-polar-bears.html