Mons. Jan Sobil, obispo auxiliar de Kharkiv-Zaporizhia, del rito católico latino, dijo que los católicos ucranianos están sorprendidos.
«Es como si el Titanic se estuviera hundiendo y las personas de las inmediaciones tocaran música y se divirtiesen», declaró.
Mons. Jan Sobil instó a los católicos a sacrificar su diversión habitual para ayunar y orar. «En las ciudades ocupadas por los mercenarios, no hay misas en las iglesias católicas, debido al peligro», dijo. En Kramatorsk, la iglesia del Espíritu Santo fue dañada. En Mariupol, los católicos se dedican a la preparación de la defensa de la ciudad.
El «Titanic» que se hunde es una fiel imagen del mundo.
El llamado al arrepentimiento y la renuncia de diversión frívola fue hecho por Nuestra Señora de Fátima, pero no fue atendida. Y el «Titanic» está cada vez más amenazado de hundirse en el frío de la muerte, en un océano de indiferencia y de pecado.