A los plebeyos retirados en el Monte Sagrado, el patricio Menenius Agrippa relata el apólogo siguiente:

“En los tiempos en que no reinaba todavía la armonía en el cuerpo humano, y donde cada miembro tenía su libre acción, todas las partes del cuerpo se indignaron de que todos sus esfuerzos no condujesen sino a satisfacer al estómago, mientras que éste no hacía otra cosa que disfrutar de los placeres que se le daban.

“Un complot fue urdido: todos los miembros se comprometerían a no más llevar los alimentos a la boca; la boca a no recibirlos más; los dientes a no mascarlos más.

“Pero la consecuencia de esta arrebato fue que todo el cuerpo vino a depauperarse completamente. Los miembros vieron entonces que el estómago cumplía funciones útiles, y que él alimentaba tanto cuanto era alimentado”.

Después de lo cual, “mostrando qué relación existía entre esta rebelión del cuerpo y la cólera de la plebe contra los patricios, Menenius apacigua los espíritus. Se procedió entonces a la reconciliación. El pueblo consigue tener, para defenderle contra los cónsules, a sus magistrados, cuya persona será inviolable y cuyas funciones serán prohibidas a los patricios”. (Extraído de Tito Livio, libro II)

¿No le parece conocida esta situación? ¿No le recuerda a algunos políticos?