Publicamos el valiente y certero análisis sobre las verdaderas causas de la crisis de la familia en nuestros días, hecho por la Dra. Anca-María Cernea, ante el Papa y los Obispos reunidos en el Sínodo, .

La misión de la Iglesia es la de salvar almas. El mal, en este mundo, viene del pecado. No de la disparidad de ingresos o del «cambio climático».

Dra. Anca-María Cernea: «La pobreza material y el consumismo no son la causa principal de la crisis de la familia».

La Dra. Anca-María Cernea, Doctora en el Centro de Diagnóstico y Tratamiento Victor Babes y Presidente de la Asociación de Médicos Católicos de Bucarest (Rumanía) hizo la siguiente presentación al Papa Francisco y a los Obispos sinodales el viernes 16 de Octubre pp.:

Santidad, Padres sinodales, hermanos y hermanas,

Represento a la Asociación de Médicos Católicos de Bucarest. Soy de la Iglesia Católica griega rumana.

Mi padre era un líder político católico, que fue encarcelado por los comunistas durante 17 años. Mis padres estaban comprometidos para casarse, pero su boda se llevó a cabo sólo 17 años después.

Mi madre esperó todos esos años a mi padre, a pesar de que ni siquiera sabía si todavía estaba vivo. Fueron heroicamente fieles a Dios y a su compromiso.

Su ejemplo muestra que la gracia de Dios puede superar circunstancias sociales terribles y la pobreza material.

Nosotros, como médicos católicos, que defendemos la vida y la familia, podemos ver que esta es, en primer lugar, una batalla espiritual.

La pobreza material y el consumismo no son la causa principal de la crisis de la familia.

La principal causa de la revolución sexual y cultural es ideológica.

Nuestra Señora de Fátima, dijo que los errores de Rusia se exparcirían por todo el mundo.

Primero lo hizo bajo una forma violenta, el marxismo clásico, asesinando a decenas de millones.

Ahora se está haciendo principalmente por un marxismo cultural. Hay una continuidad de la revolución sexual de Lenin, a través de Gramsci y la escuela de Frankfurt, a la actual ideología de los derechos homosexuales y de género.

El marxismo clásico pretendía rediseñar la sociedad, a través de una violenta toma de posesión de la propiedad.

Los cardenales Schönborn y Marx, dos representantes del progresismo en el Sínodo

 

Ahora la revolución es más profunda; ella pretende redefinir la familia, la identidad sexual y la naturaleza humana.

Esta ideología se autodenomina progresista. Pero no es otra cosa que la oferta de la antigua serpiente, para que el hombre tome el control, reemplace a Dios, y organice la salvación aquí, en este mundo.

Es un error de naturaleza religiosa, es el gnosticismo.

Es tarea de los pastores reconocerlo y advertir al rebaño contra este peligro.

«Buscad por tanto primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán dadas por añadidura».

La misión de la Iglesia es la de salvar almas. El mal, en este mundo, viene por el pecado. No de la disparidad de ingresos o del «cambio climático».

La solución es: Evangelización. Conversión.

No es un control cada vez mayor de los gobiernos. No es un gobierno mundial. Estos son hoy en día los principales agentes que imponen el marxismo cultural a nuestras naciones, bajo la forma de control de la población, de salud reproductiva, de derechos de los homosexuales, de la educación de género, y así sucesivamente.

Lo que el mundo necesita hoy en día no es la limitación de la libertad, sino la verdadera libertad: la liberación del pecado. La salvación.

Nuestra Iglesia fue suprimida por la ocupación soviética. Pero ninguno de nuestros doce Obispos traicionó su comunión con el Santo Padre. Nuestra Iglesia sobrevivió gracias a la determinación y el ejemplo de nuestros Obispos resistiendo a las prisiones y al terror.

Nuestros Obispos no pidieron a la comunidad que siguiera al mundo. Tampoco que cooperaran con los comunistas.

Ahora necesitamos que Roma diga al mundo: «Arrepiéntanse de sus pecados y conviértanse a Dios porque el Reino de los Cielos está cerca».

No sólo nosotros, los católicos laicos, sino también muchos cristianos ortodoxos están ansiosamente orando por este Sínodo. Porque, como se suele decir, si la Iglesia Católica cede al espíritu de este mundo, será muy difícil para todos los otros cristianos resistirlo.

LifeSiteNews, (Texto original en Inglés. Traducción nuestra)