La Iglesia Católica en Alemania ha escogido el camino de rechazar la moral católica tradicional, vigente desde los tiempos apostólicos. Pretenden que durante el próximo Sínodo mundial, en 2023, su «camino» sea seguido por toda la Iglesia católica
El texto elaborado por el «camino sinodal» alemán [1]sobre moral sexual, titulado: “Vivir en relaciones exitosas – principios básicos de una ética sexual renovada», que pedía a la Iglesia universal cambios en la moral sexual católica, incluida la legitimidad de practicar la homosexualidad y reconocer la identidad de género, fue rechazado el jueves pasado al no obtener los 2/3 necesarios para su aprobación.
Ese texto afirma: «El reconocimiento de la equivalencia y legitimidad de las orientaciones no heterosexuales, sus prácticas y relaciones, así como la eliminación de la discriminación basada sobre la base de la orientación sexual se requiere con urgencia» (CNA de Alemania).
Sin embargo, la IV Asamblea plenaria, para obviar este fracaso, consiguió aprobar por mayoría absoluta dos textos de acción, sobre la valoración moral de los actos homosexuales y sobre la contratación de homosexuales como empleados de la Iglesia.
En esos textos se establece que: La homosexualidad es una «variante minoritaria natural» de la sexualidad humana y, como tal, «no se elige a sí misma y no se puede cambiar». [2]De esta reevaluación de la homosexualidad se dice también que a ninguna persona homosexual se le debe negar la ordenación sacerdotal o los cargos eclesiásticos.
«La sexualidad entre personas del mismo sexo, también realizada en actos sexuales, no es un pecado que separe de Dios, y no debe ser juzgado como malo en sí mismo», dice literalmente el texto de la demanda. Para el Obispo Hanke: «la homosexualidad forma parte de la criatura humana «en cuanto fue creada por Dios».
Los obispos alemanes pretenden llevar estas proposiciones al Sínodo Mundial en 2023 para que sean admitidas para toda la Iglesia universal y que se cambie el catecismo de la Iglesia Católica en ese sentido.
La doctrina católica
La moral no es fruto de un “consenso democrático”
Muy a menudo la gente confunde la democracia como forma de gobierno con una especie de consenso democrático para determinar las normas de pensamiento y de conducta humana en la sociedad.
Así, algo es bueno o malo, verdadero o falso, bonito o feo, basado en la opinión pública según lo expresado en referéndum o sondeos de opinión. En Moral, como en política, se espera que cada uno acepte la voluntad de la mayoría, incluso cuando personalmente discrepa de ella.
Así, las leyes que se oponen a la naturaleza racional del hombre serían totalmente arbitrarias, puesto que reflejarían los caprichos y antojos de los legisladores. Esta no sería una ley verdadera y no sería obligatoria en conciencia.
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Además, la ley basada exclusivamente en la voluntad humana no tiene ninguna autoridad moral sobre el hombre, puesto que, desde un punto de vista natural, la voluntad de un hombre es tan verdadera como la de otro. Ninguna voluntad humana tiene superioridad natural sobre la voluntad de otro hombre. Por lo tanto, esta ley de la voluntad no obligaría tampoco en conciencia.
Para que una ley sea obligatoria en conciencia, sus más profundas raíces y última garantía se deben encontrar en el Legislador Supremo, cuya Voluntad es naturalmente superior a la voluntad humana. Esta Voluntad superior debe pertenecer a Dios porque sólo Su voluntad es superior al resto de las voluntades. Esta Voluntad Suprema se expresa tanto en las leyes positivas, es decir, leyes establecidas por Dios y contenidas en la Revelación, y en la Ley Natural, según lo expresado a través de la Creación.
La voz de los Apóstoles
La Iglesia puede decir de sí misma con San Pablo: “Recibiendo la palabra de Dios oyéndonos a nosotros, reciben, no una palabra humana, sino, como verdaderamente es, la palabra de Dios”.
En efecto, es el papel de la Iglesia proclamar y salvaguardar las divinas enseñanzas de Nuestro Señor. Así la Iglesia condena todas las formas de inmoralidad, especialmente las que se oponen al orden natural, como es la homosexualidad.
Esta condenación se remonta al mismo comienzo de la Iglesia. Continúa con los primeros Padres de la Iglesia y con los escritores eclesiásticos, y luego los Papas, santos y concilios hasta nuestros días.
Así, San Pedro afirma que los pecados contra la naturaleza de Sodoma y Gomorra movieron a Dios a reducir sus ciudades a cenizas.
San Pablo, el Apóstol de los Gentiles, tenía un conocimiento profundo del mundo greco-romano, cuya cultura se extendió a través del Mediterráneo y de Asia Menor. En sus epístolas, puso en contraste el matrimonio cristiano, la virginidad y la continencia por amor de Dios con la inmoralidad del mundo pagano, el adulterio, la prostitución, el incesto y la homosexualidad, condenándolos. Amonestó continuamente a los cristianos convertidos que los impuros no entrarán en el Reino de Cielos. Los puros, en cambio, gozarán “la ciudadanía en el cielo”.
Los Padres de la Iglesia
Los Padres de la Iglesia son testigos de la Tradición divina. Ellos también condenaron la homosexualidad en sus escritos. Sus condenaciones y aquellas hechas por los Escritores Eclesiásticos son muy numerosas.
Condenaciones recientes de la Iglesia a la homosexualidad
El 29 de diciembre de 1975, en medio del abandono de la moralidad cristiana causado por la revolución sexual, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe publicó el documento Persona Humana – Declaración sobre ciertas cuestiones concernientes a la ética sexual. Este documento denuncia el subjetivismo moral dominante, que muchos teólogos estaban defendiendo basados en una equivocada visión pastoral.
La declaración recuerda la categórica doctrina de la Iglesia y la ética natural que dice que todo acto sexual fuera del matrimonio es pecaminoso. Así, condena el sexo pre-matrimonial, la cohabitación, la masturbación y la homosexualidad.
Encíclica Veritatis Splendor
En 1993, el Papa Juan Pablo II publicó su encíclica Veritatis Splendor sobre cuestiones fundamentales que involucran la enseñanza moral de la Iglesia.
La Iglesia acepta la enseñanza de la Escritura Sagrada. La Encíclica, hace eco al Apóstol Pablo quien declara enfáticamente: “No os engañéis: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los vilipendiadores, ni los que roban con violencia heredarán el Reino de Dios” (1 Cor. 6:9-10).
El Catecismo de la Iglesia Católica
Los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados”, “contrarios a la ley natural” y “bajo ninguna circunstancia pueden ser aprobados”. La inclinación homosexual “es objetivamente desordenada”, pero aquellos afectados por ella “deben ser aceptados con respeto, compasión y sensibilidad”, sin “injusta discriminación”. Ellos son llamados a “cumplir la voluntad de Dios en sus vidas y, si son cristianos, a unir al sacrificio de la Cruz del Señor las dificultades que puedan encontrar por causa de su condición”.
- El Camino Sinodal es un controvertido proceso de varios años que comenzó en diciembre de 2019, en el que participan obispos y laicos de Alemania para tratar temas como el ejercicio del poder, la moral sexual, el sacerdocio y el papel de las mujeres en la Iglesia, proponiendo incluso que puedan acceder al orden sacerdotal.
- Varios investigadores han tratado de encontrar una causa biológica para la atracción entre seres del mismo sexo. Los medios de comunicación han promovido la idea de que un “gen gay” ya ha sido descubierto… pero, a pesar de varios intentos, ninguno de los muy difundidos estudios… ha sido científicamente demostrado. (En defensa de una Ley Superior, Cap. XI)