En estos tiempos de feminismos agresivos y de subversión en la familia, conviene recordar el ideal cristiano de armonía en el matrimonio. Quien habla es el propio San Pedro.
“Igualmente, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por las palabras sino por la conducta de sus mujeres, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa.
“Que vuestro adorno no esté en el exterior, en peinados, joyas y modas,sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios.
“Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sumisas a sus maridos; así obedeció Sara a Abraham, llamándole “Señor”. De ella os hacéis hijas cuando obráis bien, sin tener ningún temor.
“De igual manera vosotros, maridos, en la vida común sed comprensivos con la mujer que es un ser más frágil, tributándoles honor como coherederas que son también de la gracia de Vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstáculo”.
San Pedro, I Epistola, 3, 1-7
La familia tradicional proporciona amparo y unión. El divorcio genera soledad y abandono