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Nuestro Señor Jesucristo quiso nacer de una Virgen y escoger una familia. ¿Puede haber algo que enaltezca más la institución de la familia que el hecho de que el mismo Dios quiso nacer en el seno de ella?

Hay por lo tanto entre la Navidad y la familia, una estrecha relación, que es una importante lección para las familias de nuestros días.

En estos días que muchos papás y mamás se han esforzado recorriendo calles y tiendas en busca de algún regalo para sus hijos, es oportuno que ellos se detengan un poco y piensen en este vínculo, misterioso pero muy real, de ellos como padres y los Padres del Niño Dios en su gruta.

Si bien que, como sabemos, Nuestro Señor siendo Dios, era perfectamente sabio y poderoso desde el primer instante de su ser natural, Él quiso depender de los cuidados indecibles de una Madre y de la solícita protección de su Padre terrenal.