La supervivencia de una víctima de un accidente, diagnosticada como con “muerte cerebral” desencadena un debate sobre el fin de la vida en Dinamarca.
Aarhus, Dinamarca – Carina Melchior es una mujer danesa de 20 años de edad, que se vió puesta en medio de una controversia por dos encuentros cercanos con la muerte – el primero en un accidente automovilístico el año pasado que la puso en estado de coma, y la segunda en un hospital, donde los médicos convencieron a sus padres de donar sus órganos y apagar el soporte vital.
Pero Carina se recuperó, y ahora está en el centro de una tormenta de preguntas acerca de los criterios de muerte cerebral; del actuar de las agresivas agencias de trasplante y de la mercantilización del cuerpo humano.
Lo que pudo haber sido juzgado tranquilamente en un oscuro tribunal danés de derecho civil se convirtió en una causa nacional célebre con la salida al aire, a principios de octubre, de un documental de televisión llamado Pigen Der Ikke Ville Do (La chica que se negó a morir), que fue visto por 1,7 millones personas.
El documental sigue a la familia Melchior mientras es informada de la gravedad de las lesiones de Carina; se les dice que ella no se puede recuperar debido a que su cerebro está muerto, y se les pide que donen sus órganos a las personas que los necesitan.
El padre de Carina, Kim Melchior, pregunta si hay alguna posibilidad de «un pequeño milagro”. Ninguna, es la respuesta del personal médico del Hospital Universitario de Aarhus.
Pero unos días después de haberle sido quitado el respirador, mientras los ayudantes del hospital esperaban, Carina comenzó a mover las piernas y a abrir los ojos.
El documental la muestra despierta y expresando confianza en su capacidad para recuperarse, de obtener su propio departamento, comenzar a trabajar y reanudar su pasatiempo de salto a caballo.
«Voy a trabajar como diseñadora gráfica y ser capaz de montar correctamente a Mathilde», le dice el entrevistador.
La administración del hospital reaccionó con una mezcla de vergüenza y placer por su error en la recuperación de la niña.
«Estamos encantados de que la joven haya sobrevivido y que ella se esté moviendo después del accidente», dijo el jefe médico oficial Claus Thomsen.
El hospital se ha disculpado por pedir permiso a sus padres antes de tiempo, aunque insistió en que no había ninguna posibilidad de que la extracción de órganos se produjera mientras la chica aún respiraba.
Criterios de muerte cerebral
En efecto, quitar al paciente el soporte de vida es una buena prueba definitiva sobre la muerte cerebral, según el padre Tadeusz Pacholczyk, director de educación de la National Catholic Bioethics Center, en Filadelfia. Pero esto ocurre sólo después de que muchas otras pruebas que se hayan realizado indiquen una muerte cerebral con «certeza moral».
Pero los padres de Carina creen que hay algo más que un descuido en el caso de su hija.
«Esos bandidos de bata blanca tomaron la decisión demasiado pronto porque querían un donante de órganos», dijo el padre de Carina a un diario danés. Según se informa, los padres planean hacer una demanda.
Visión «mecánica» de la vida
Pero Torben Riis, director del danés Respekt grupo pro-vida para Menneskeliv (Respeto por la Vida Humana), sugirió que la profesión médica ha comenzado a adoptar una visión mecanicista, la que reduce la vida humana a sus partes. «No tengo ninguna duda de que la actitud de los médicos daneses ante la vida y la muerte ha sido objeto de un cambio para peor en las últimas décadas, debido en parte a la legalización del aborto a petición en el año 1973», dijo Riis. «Demasiados médicos modernos se consideran como una especie de reparadores de máquinas en lugar de cuidar a otros seres humanos».
Fuente: Register – Daily News – por Steve Weatherbe, 15/11/2012