¿A quién favoreció la indecente maniobra de Mendoza, que permitió la entrada de Chávez en el Mercosur? Veamos un poco lo que ocurre en esa infeliz nación.
En diciembre de 2009, la jueza venezolana María Lourdes Afiuni concedió libertad condicional a un opositor del régimen del caudillo Hugo Chávez, el banquero Eligio Cedeño, acusado de evasión de divisas y que esperaba su juicio durante casi tres años. El mismo día, Chávez calificó a la jueza de «bandida», la acusó de haber aceptado sobornos del reo y exigió que fuese condenada a 30 años de prisión. Aún el mismo día, su prisión preventiva fue decretada y cumplida. María de Lourdes fue colocada en la misma prisión donde cumplían pena criminales que ella había condenado y que comenzaron a amenazarla de muerte. Después de 14 meses de su encarcelamiento, debido a protestas internacionales, el autócrata se vio obligado a colocarla en prisión domiciliaria, donde permanece hasta ahora, sin saberse cuándo será juzgada.
Los jueces venezolanos que aún procuraban conservar la independencia ante el Estado bolivariano sufrían presiones, eran amenazados de obstaculizar sus carreras o de perder el empleo. Después de lo que se hizo con la jueza -un nítido divisor de aguas en la crónica demolición del orden democrático en el país- muchos de sus colegas comenzaron a temer también por su libertad.
El resultado es que todos los miembros del tribunal, responsable por decisiones en las esferas constitucional, político‒administrativa, electoral, penal, social y civil, rechazan abiertamente el principio de la separación de los poderes, se comprometen con el avance de la agenda oficial y defienden el castigo de los «enemigos» del Estado. Era lo que decían en su tiempo los jueces de la Rusia de Stalin, de la Alemania de Hitler, de la Italia de Mussolini, y de tantos otros regímenes totalitarios que infestaron el mundo en el siglo pasado.
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Las declarlaciones de Hugo Chávez, a raíz de la firma del pacto militar firmado con Argentina, son preocupantes porque permiten entrever las aventuras a que ese dictador quiere llevar a Iberoamérica.
Argentina y Venezuela firman pacto militar
En la semana pasada, el ministro de Defensa de Argentina, Arturo Puricelli, se reunió en
Caracas durante dos días con su colega venezolano, Harry de Jesús Rangel, y refrendó un memorando de cooperación para profundizar las relaciones bilaterales. El objetivo del acuerdo es intensificar el entrenamiento y el intercambio de informaciones en tecnología bélica.
Hugo Chávez afirmó que la aproximación entre los dos países en el área militar «es una
importante alianza estratégica para levantar la capacidad ofensiva del Mercosur«. ¿Capacidad ofensiva? ¿Contra quién?
Chávez, después de celebrar la entrada de Caracas como quinto miembro pleno del bloque,
afirmó que la región necesita consolidar una gran área de paz sudamericana. «Una zona de democracia donde nunca más ocurran golpes de Estado ni invasiones».
Fuente: O Estado de S. Paulo, 19 de julio de 2012