La Revolución Cultural, uno de cuyos aspectos es la revolución homosexual, busca extirpar de modo radical los principios cristianos de la mente de las personas. Los católicos tenemos la obligación moral de reaccionar. Estas son las tesis del reciente manifiesto de la TFP Americana, a raíz de la legalización de esas uniones en California, en The New York Times, The Los Angeles Times y The Washington Times el 5 de junio de 2008. Ofrecemos a nuestros lectores esta síntesis de las razones que deben guiar a los católicos en este delicado asunto de gran relevancia para nuestro País.
“El movimiento gay, lo reconozcamos o no, no es un movimiento en favor de los derechos civiles, ni siquiera un movimiento de liberación sexual, sino una revolución moral dirigida a producir un cambio de opinión de la gente sobre la homosexualidad”, declaró el activista homosexual Paul Varnell.(20)
Luchando por el alma de Estados Unidos:
El “matrimonio» homosexual amenaza a nuestra nación y nuestra Fe -TFP impulsa resistencia legal y de conciencia.
Dentro de la perspectiva de la Guerra Cultural en nuestro país, los americanos sintieron toda la fuerza de dos acciones que, en mayo de 2008, favorecieron al movimiento homosexual. El “matrimonio” homosexual ahora está siendo impuesto a la nación por el fíat del Gobierno.
El 15 de mayo de 2008, el Tribunal Supremo de California declaró la inconstitucionalidad de la Proposición 22 -ignorando al 61% de los votantes de California que aprobaron la medida en 2000 y del resto de los estatutos de California, que restringían el matrimonio a la unión de un hombre y de una mujer e impuso el “matrimonio» homosexual a California.
Concomitantemente, el Gobernador de Nueva York, David Patterson, ordenó de modo unilateral que todos los organismos estatales cambiaran sus reglas, procedimientos, y reglamentos para dar un reconocimiento legal a los “matrimonios” homosexuales contraídos fuera del Estado.
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A. La aceptación del “matrimonio” de personas del mismo sexo es incompatible con el Cristianismo
1) Visiones divergentes sobre la realidad y el orden natural
La raíz de este choque se encuentra en la divergencia profunda de la visión del mundo que tiene el Cristianismo, basado en la realidad, y el Laicismo.
Cuando la comprensión del hombre de una cosa corresponde a la realidad, es la verdad. [1] Cuando no lo hace, tenemos el error, que puede ser el resultado de un equívoco intelectual, de un capricho, o de un prejuicio ideológico que deforma nuestra opinión. En tales casos, nos separamos de la realidad y nos apegamos a una comprensión ilusoria, utópica de las cosas.
2) Conducen a diversos conceptos sobre el matrimonio, la familia y la sociedad
Pocas cuestiones ilustran mejor la divergencia entre el laicismo y la visión Cristiana, que la actual batalla cultural sobre el matrimonio. Los laicistas aceptan el “matrimonio” homosexual, negando la realidad específica del matrimonio, basada en la naturaleza. Niegan que las evidentes diferencias biológicas, fisiológicas y psicológicas entre los hombres y las mujeres encuentran su complementariedad en el matrimonio, como también niegan que la finalidad primaria específica del matrimonio es la perpetuación de la raza humana y la educación de los hijos. Este concepto estrictamente natural del matrimonio es sostenido por el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Leemos en el libro del Génesis: “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra”.(Gen.,1:28-29) Lo mismo fue enseñado por Nuestro Salvador Jesús Cristo: “Pero desde el comienzo de la creación, El los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre» (Marcos 10, 6-7)
El rechazo de la cosmovisión cristiana es el aspecto negativo, destructivo, del laicismo. Su aspecto “positivo” es la utopía de una sociedad sin frenos morales, que pretende redefinir el matrimonio y la familia.
3) Sociedades utópicas y pérdida de la libertad
La historia es maestra de la vida. En el siglo XX, el Nazismo y el Comunismo demostraron al mundo que, cuando la sociedad pierde sus amarras en el orden natural y se entrega a las utopías, el resultado inevitable es la dictadura. Esta dictadura puede tomar muchas formas y ser ejercida en los pasillos del gobierno, en las jefaturas de partido, en los organismos judiciales, o en los medios de comunicación. [2]
4) Una amenaza para la religión y la libertad
No debemos engañarnos. En las últimas décadas, Estados Unidos ha presenciado la marea creciente de leyes, de decretos, de reglamentos y de decisiones judiciales que favorecen a la homosexualidad, por un lado, y obstaculizan y castigan a quienes se oponen por razones de fe y de conciencia, por otro lado.
Poco después de que el Tribunal Supremo de California legalizó el “matrimonio” homosexual, el Profesor David R. Carlin observó:
El sistema moral cristiano no es una parte de menor importancia en el cristianismo; como el corazón o los pulmones no son partes de menor importancia en el cuerpo humano. Derrocando el sistema moral cristiano se derroca el cristianismo en sí mismo. Por lo tanto, los que están luchado por la institución del “matrimonio” homosexual ipso facto están empujando hacia la eliminación de la religión cristiana. [3]
Legalizando “matrimonio” homosexual el Estado se convierte en su promotor oficial y activo. Incita a que los funcionarios oficien en la nueva ceremonia civil, ordena a las escuelas que enseñen su aceptabilidad a los niños, y castigan a cualquier empleado del Estado que exprese su desaprobación.
En la esfera privada, los padres que se opongan, verán pronto a sus niños expuestos aún más a esta nueva “moralidad”; los negocios que ofrecen servicios de bodas serán forzados a proporcionarlos para las uniones homosexuales; y los dueños de propiedades de alquiler tendrán que concordar con aceptar parejas homosexuales como arrendatarios.
En cualquier situación donde el matrimonio afecta a la sociedad, el Estado esperará que los cristianos y toda la gente de buena voluntad traicionen sus conciencias al aceptar, con su silencio o su acción, un ataque contra la Ley Divina y el orden natural.
Esta tendencia desenfrenada de la izquierda anticristiana se convertirá en un asalto sin precedentes a la Primera Enmienda (de la Constitución americana) y nuestro modo de vida americano, que no vacilamos en llamar de persecución.
5) La legalización del “matrimonio” de personas del mismo sexo crea un terrible problema de conciencia
La intolerancia anticristiana de la revolución homosexual se hace sentir con medidas cada vez más persecutorias, un problema terrible de conciencia surge para cualquier persona que se oponga a ellas: ¿Debemos seguir nuestras conciencias? ¿O debemos aceptar?
Para los católicos como nosotros, el aceptar el “matrimonio” homosexual sería equivalente a una renuncia de la fe.
6) La aceptación moral del “matrimonio” de personas del mismo sexo es equivalente a la negación de la Revelación Divina
Como el Profesor Carlin precisó, el sistema moral cristiano es una parte esencial de cristianismo. El dogma y la moral católicos se fundan en la Revelación Divina y, por lo tanto, se deben aceptar en virtud de la autoridad suprema de Dios, que garantiza su verdad y bondad. [4] El mismo Dios que reveló verdades en las que debemos creer, también reveló verdades sobre cómo debemos vivir. [5]
Por lo tanto, cuando un católico rechaza una verdad en materias morales que se contenga claramente en la Revelación, rechaza la autoridad Divina que garantiza esa verdad y la base sobrenatural del conjunto de la Fe. [6]
Ahora, la Revelación Divina, [7] la “enseñanza constante del Magisterio y el sentido moral de los cristianos“ [8] condenan claramente los actos homosexuales. Así, negar la maldad intrínseca del acto homosexual, y, aún más, reconocerlo como digno de práctica o de aceptación en el orden social es contradecir expresamente la Revelación Divina (y los preceptos del derecho natural).
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Persecución religiosa en gestación
Abajo señalamos algunas muestras de leyes y de otras medidas que castigan a los americanos de que se oponen a los actos y al “matrimonio” homosexual.
- En 2007, el Gobernador de California Schwarznegger firmó una la ley que pone a los profesores de las escuelas públicas en la alternativa de enseñar la ideología homosexual o de sufrir sanciones. [9]
- El 8 de mayo, Crystal Dixon, ex Vicepresidente Asociado de Recursos Humanos de la Universidad de Toledo, fue expulsado por escribir una carta al director en la que expresaba su creencia, como mujer negra, de que era inexacto comparar el movimiento homosexual al movimiento de los derechos civiles. [10]
- En 2008, Jon y a Elaine Huguenin fueron multados en $6.000 por la Comisión de Derechos Humanos de Nuevo México por negarse a fotografiar una “ceremonia homosexual de compromiso». [11]
- En Massachusetts, los jueces de paz que rechazaron, basados en problemas de conciencia, el solemnizar «matrimonios» homosexuales, fueron sumariamente destituidos. [12]
- Las organizaciones de caridad católicas de Boston fueron obligadas a abandonar su servicio de adopción por quien no estaban dispuestos a entregar niños a parejas homosexuales. [13]
B. La doctrina moral perenne e inmutable de la Iglesia Católica condena la práctica homosexual
Para un católico, el obstáculo no puede estar puesto más alto una vez que nada es más precioso que la Fe. Así, es útil repasar la enseñanza perenne de la Iglesia Católica para que no nos quede ninguna duda sobre la inmoralidad intrínseca de los actos homosexuales. Esta enseñanza de la Iglesia no se puede cambiar pues se basa en la Revelación Divina inmutable y en la naturaleza humana inalterable.
Teniendo en vista la propaganda implacable del movimiento homosexual y las medidas judiciales y legislativas que favorecen la práctica de la homosexualidad, el Magisterio de la Iglesia se ha visto obligado en varias ocasiones a recordar a los fieles la doctrina moral perenne que los actos homosexuales son “intrínsecamente malos«.
El más importantes de estos recordatorios se encuentran en:
1) Persona Humana – Declaración sobre ciertas preguntas referentes a la ética sexual
El 29 de diciembre de 1975, en medio del amplio abandono de la moral cristiana causado por la revolución sexual, la Congregación para la Doctrina de la Fe público «Persona Humana – declaración sobre ciertas preguntas referentes a la ética sexual«.
Con respecto a la homosexualidad, el documento rechaza la conclusión esbozada por algunos de que una relación homosexual estable es análoga al matrimonio y puede ser justificada:
Ningún método pastoral que de una justificación moral a estos actos puede ser empleado bajo pretexto de que sería de acuerdo con la condición de tal gente. Porque, según el orden moral objetivo, las relaciones homosexuales son actos que carecen de una finalidad esencial e imprescindible. (Sec. 8)
2) Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la pastoral con los homosexuales
El 1 de octubre de 1986, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la pastoral con los homosexuales. [14] Dirigida a todos los Obispos católicos del mundo, la carta Señala que “una persona que adopta un comportamiento homosexual actúa por lo tanto de modo inmoral.” (No. 7)
La Carta también indica que las personas que sufran una atracción homosexual “son llamadas a aceptar la voluntad de Dios en su vida uniendo cualquier sufrimiento y dificultad que experimenten en virtud de su condición, al Sacrificio del Señor en la Cruz.” (No. 12)
3) La encíclica Veritatis Splendor del Papa Juan Pablo II
En 1993, Papa Juan Pablo II publicó su encíclica Veritatis Splendor en la que afirma:
Al enseñar la existencia de actos intrínsecamente malos, la Iglesia acepta la enseñanza de la Sagrada Escritura. El apóstol san Pablo afirma enfáticamente: “¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios“ (1 Cor. 6:9 – 10) (no. 81)
4) Catecismo de la Iglesia Católica
En 1994, la Santa Sede publicó el Catecismo de la Iglesia Católica, [15] que reafirmó la doctrina expresada en documentos anteriores. El Catecismo enseña claramente que los actos homosexuales son antinaturales, y que están entre los “pecados gravemente contrarios a la castidad.” (No. 2396)
5) Consideraciones con respecto a ofertas para dar reconocimiento legal a las uniones entre las personas homosexuales
En 2003, la Santa Sede lanzó otro documento recordando la doctrina católica sobre moral sexual y que condenaba la legalización propuesta del “matrimonio” homosexual y de las “uniones civiles.”
Publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 31 de julio de 2003, las Consideraciones con respecto a las propuestas que dan el reconocimiento legal a las uniones entre las personas homosexuales fue firmado por el Prefecto de la Congregación, el Cardenal José Ratzinger, ahora Papa Benedicto XVI. [16]
Basado en el principio que el matrimonio supone “la complementariedad de los sexos“, las Consideraciones explican que el “matrimonio no es solamente cualquier relación entre los seres humanos. Fue establecido por el Creador con su propia naturaleza, características esenciales y finalidad.”
Por lo tanto, las Consideraciones concluyen:
No hay absolutamente razones para considerar las uniones homosexuales como algo similar o aún remotamente análogas con el plan de Dios para el matrimonio y la familia. El matrimonio es santo, mientras que los actos homosexuales van en contra de la ley moral natural. Los actos homosexuales “cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una complementariedad afectiva y sexual genuina. Bajo ninguna circunstancia pueden ser aprobados.” (CCC, no. 2357)
La Sagrada Escritura condena los actos homosexuales “como una depravación seria” (cf. Rom. 1:24-27; 1 Cor. 6:10; 1 Tim. 1:10). Este mismo juicio moral se encuentra en muchos escritores cristianos de los primeros siglos y es aceptado unánimemente por la Tradición Católica. (No. 4)
Llamamos la atención del lector de modo particular sobre esta cita. Lo que la Santa Sede enseña allí es que no existe ninguna analogía entre las uniones homosexuales y el plan del Dios sobre el matrimonio. Nuestras Cortes legalizan el «matrimonio» homosexual basadas en esta analogía inexistente.
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C. El «matrimonio» homosexual daña al bien común
Los activistas homosexuales y sus aliados los laicistas repiten con frecuencia el sofisma de que no hay problema con la legalización del “matrimonio” homosexual pues esto no implica ningún cambio o proscripción del matrimonio tradicional. Supuestamente, ambos pueden coexistir pacíficamente.
Alertando a los fieles sobre este sofisma, las Consideraciones precisan varias de las consecuencias sociales nefastas que surgen de la legalización de las uniones homosexuales.
1) La legalización de las uniones homosexuales debilita la moral privada y pública
Las leyes de esta tierra actúan enseñando qué moralmente es aceptable. Así, las Consideraciones afirman:
En este área, se necesita primero reflexionar sobre la diferencia entre el comportamiento homosexual como fenómeno privado y el mismo comportamiento como una relación en la sociedad, prevista y aprobada por la ley, al punto de convertirse en una de las instituciones de la estructura legal. Este segundo fenómeno es no sólo más serio, sino también toma un alcance y una influencia profunda, que dan lugar a cambios en la toda organización de la sociedad, contrariamente al bien común. Las leyes civiles estructuran los principios de la vida del hombre en sociedad, para el bien como para el mal. Ellas “desempeñan un papel muy importante y a veces decisivo al influenciar los patrones del pensamiento y del comportamiento“. Las formas de vida y los presupuestos subyacentes que ellas expresan no sólo conforman la vida de la sociedad, sino también tienden a modificar la opinión y la evaluación de las generaciones más jóvenes sobre las formas de comportamiento. El reconocimiento legal de las uniones homosexuales obscurecería ciertos valores morales básicos y causaría una degradación de la institución del matrimonio. (No. 6) .
2) La legalización de las uniones homosexuales mina el matrimonio y la familia
Según las Consideraciones, las “leyes en favor de las uniones homosexuales son contrarias a la recta razón«, y “el Estado no puede conceder una situación legal a tales uniones sin un abandono de su obligación de promover y defender el matrimonio como institución esencial al bien común.” (No. 6)
Las Consideraciones dicen más adelante:
La consecuencia inevitable del reconocimiento legal de las uniones homosexuales será la redefinición del matrimonio, que se transformará, en su status jurídico, en una institución desprovista de una referencia esencial a los factores ligados a la heterosexualidad; por ejemplo, la procreación y la educación de los hijos. Si, desde punto de vista legal, el matrimonio entre un hombre y una mujer fuera considerado sólo una forma posible de unión, el concepto de matrimonio experimentaría una transformación radical, con grave detrimento del bien común. Poniendo las uniones homosexuales en un plano legal análogo al matrimonio y a la familia, el Estado actúa arbitrariamente y en contradicción con sus deberes. (No. 8)
3) La razón no apoya la legalización de las uniones homosexuales
Debido a que las uniones homosexuales no pueden cumplir con el fin primario del matrimonio, no tienen ninguna justificación racional.
Las uniones homosexuales carecen totalmente de los elementos biológicos y antropológicos del matrimonio y de la familia que son las bases, a nivel de la razón, para concederles el reconocimiento legal. Tales uniones no pueden contribuir de una manera apropiada a la procreación y a la supervivencia de la raza humana. (No. 7)
El recurso a los medios artificiales de procreación no elimina este defecto fundamental de las uniones homosexuales. Más bien, las hace más artificiales, puesto que, las Consideraciones nos recuerdan, tales medios son “una grave falta de respeto a la dignidad humana.” (No. 7)
4) La legalización de las uniones homosexuales denigra el amor conyugal
Finalmente, las Consideraciones afirman que las uniones homosexuales carecen de una verdadera “dimensión conyugal, que constituye la forma humana y ordenada de sexualidad.” (No. 7)
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Tomando una actitud de principios y no una tesis personal
Al escribir esta declaración, no tenemos ninguna intención de difamar o de desacreditar a cualquier persona. No estamos movidos por un odio personal contra ningún individuo. Al hacer una oposición intelectual a individuos o a organizaciones que promueven la agenda homosexual, nuestro único fin es la defensa del matrimonio tradicional, de la familia, y de los restos preciosos de la Civilización Cristiana.
Como católicos practicantes, nos llenan de compasión y rogamos por los que luchan contra la tentación implacable y violenta al pecado homosexual. Rogamos por los que caigan en el pecado homosexual por debilidad humana, para que Dios los asista con su gracia.
Estamos conscientes de la enorme diferencia que existe entre estos individuos que luchan con su debilidad y se esfuerzan por superarla, y los que quieren transformar su pecado en una razón de orgullo e intentan imponer su forma de vida a la sociedad como un todo, en oposición flagrante con la moral Cristiana tradicional y la ley natural. Sin embargo, también rogamos por éstos.
Rogamos también por los jueces, los legisladores y los funcionarios del Gobierno que, de un modo u otro, toman medidas que favorecen a la homosexualidad y el «matrimonio» homosexual. No juzgamos sus intenciones, disposiciones interiores o motivaciones personales.
Rechazamos y condenamos cualquier violencia. Ejercitamos simplemente nuestra libertad como hijos de Dios (Rom. 8:21) y nuestros derechos constitucionales de libertad de expresión y la sincera, sin ánimo de polémica y sin avergonzarnos, exposición pública de nuestra Fe Católica. Oponemos argumentos a argumentos. A los argumentos en favor de la homosexualidad y del “matrimonio” homosexual respondemos con los argumentos basadas en la recta razón, la ley natural y la Revelación Divina.
En una declaración polémica como ésta, es posible que una u otra formulación se pueda entender como excesiva o irónica. Tal no es nuestra intención.
D. La TFP llama a una resistencia de conciencia y legal al «matrimonio» homosexual y al movimiento homosexual
1) Los católicos tienen la obligación de oponerse al «matrimonio» homosexual
Las Consideraciones afirman que los católicos deben hacer todo lo posible para oponerse a la legalización del «matrimonio» homosexual, tomando en consideración los siguientes puntos:
* “la aprobación o la legalización del mal es algo muy diferente de la tolerancia del mal“.
* “se debe cohibir cualquier clase de cooperación formal en la elaboración o la aplicación de tales leyes gravemente injustas.”
* la “cooperación material a nivel de su aplicación“ debe ser evitada.
* se puede incluso recurrir al “derecho a la objeción conciencia.”
* donde se han legalizado las uniones homosexuales , “la oposición clara y enfática es un deber“. (No. 5)
2) Las leyes que contradicen la recta razón no obligan en conciencia
Las Consideraciones explican la base moral de esta resistencia, diciendo, “la ley civil no puede contradecir la recta razón sin perder su fuerza obligatoria en conciencia“ (Evangelium Vitae, no. 72). Cada ley debe “estar de acuerdo con la ley moral natural reconocida por la recta razón, y en cuanto respeta los derechos inalienables de cada persona“. [17]
La ley moral natural obliga a todos los hombres, en todos los tiempos. Ningún Estado está por encima de sus preceptos. Las autoridades del Estado que decretan o hacen cumplir la ley del «matrimonio» homosexual no cumplen su obligación de buscar el bien común. A ellos se pueden dirigir las palabras de San Juan Bautista al Rey Herodes: “No te es lícito.” (Mat. 14:4; Marc. 6:18)
3) Los políticos católicos tienen una obligación concreta
La Sección IV de las Consideraciones, titulada “Posiciones de políticos católicos con respecto a la legislación en favor de uniones homosexuales“, acentúa la obligación de los parlamentarios católicos elegidos de oponerse a tal legislación:
Si es verdad que todos los católicos están obligados a oponerse a la legalización de las uniones homosexuales, los políticos católicos están obligados a hacer esto de una manera particular, en armonía con su responsabilidad como políticos. El legislador católico tiene un deber moral de expresar su oposición clara y públicamente y de votar contra ella. Votar a favor de una ley tan dañina al bien común es gravemente inmoral. (No. 10)
Algunos católicos elegidos o designados para cargos públicos han invocado el principio laicista de la separación de la Iglesia y del Estado como una excusa para ignorar la moral católica en su vida pública. Lo que realmente hacen es separar, en sus personas, “al católico” del «funcionario» Esta separación viola la unidad de estar y las premisas de la moral y de la lógica. Todo hombre es juzgado por Dios según sus pensamientos, palabras y hechos, y por lo tanto, en la unicidad de su personalidad.
4) Ser fiel a nuestro voto bautismal
Un católico que acepta la práctica de la homosexualidad y del “matrimonio” homosexual como bueno, renuncia a los principios morales de la ley natural, expresamente confirmados por la Revelación Divina y así rompe el voto de fidelidad hecho a Nuestro Señor Jesucristo en el Bautismo.
5) Adhiera a esta Cruzada espiritual
Debemos unirnos en esta Cruzada como quienes “nos precedieron con el signo de la Fe“. Contrariamente a las antiguas Cruzadas, la nuestra no es física, sino espiritual. [18] Hacer parte de esta Cruzada espiritual significa ser un incansable apóstol del matrimonio y de la familia; nunca perder una oportunidad de decir a otros “familia, amigos, vecinos compañeros de trabajo” que los actos y el «matrimonio» homosexuales son desordenados, artificiales e “intrínsecamente malos“.
6) Unase a la batalla política
Los Católicos no comprometidos en la vida política deben involucrarse. Cuando las libertades y el Cristianismo en sí mismos están en juego, el ausentismo no es una opción.
Para algunos, esta implicación política comienza con el registro para votar. Sin embargo, hay numerosas otras iniciativas, no directamente ligados al voto, que merecen atención, tiempo, y talento.
Estas actividades e iniciativas políticas están cambiando constantemente. Quienes se comprometen a defender el matrimonio deben mantenerse informados. El campo de batalla también está sujeto a cambios constantes.
7) Oponga todos sus esfuerzos a la legalización del «matrimonio» de personas del mismo sexo
Debemos oponernos a todas las iniciativas para legalizar el “matrimonio” homosexual en cada rama del Gobierno: el Legislativo, el Judicial y el Ejecutivo. Debemos promover peticiones, escribir cartas a los periódicos, y entrar en contacto con los elegidos o designados para cargos públicos.
8) Revierta las leyes de «matrimonio» homosexual aprobadas
En los Estados donde el «matrimonio» homosexual haya sido legalizado por las Cortes o por la legislación, o donde su reconocimiento se ha establecido por mandato a nivel del Ejecutivo, se debe apoyar todo esfuerzo legal para revertir esta legalización y reconocimiento.
9) Permanezca firme en la persecución
Donde se ha legalizado el «matrimonio» homosexual, se debe hacer uso del derecho a la objeción de conciencia y rechazar toda cooperación formal o material en su aplicación.
Si, como consecuencia, se sufre persecución, se debe ofrecerla a Dios, y denunciar esta injusticia públicamente. Esto se puede hacer entrando en contacto con los medios de comunicación, con asociaciones de abogados, o con los movimientos pro familia que puedan dar asistencia en la defensa de los propios derechos. Los derechos de la Primera Enmienda pueden haber sido debilitados en los EE.UU., pero todavía no se han suprimido.
10) ¡Si luchamos fielmente hasta el fin, Dios nos dará la victoria!
Santa Juana de Arco animaba a sus tropas para que lucharan con bravura, sin importarles las derrotas, diciendo, “¡si luchamos, Dios nos dará la victoria!“
En esta lucha, debemos luchar también como si todo dependiera de nosotros, pero confiando enteramente en que Dios nos dará la victoria. Y Él lo hará así pues, según las palabras del profesor. Plinio Corrêa de Oliveira: “Cuando los hombres resuelven cooperar con la gracia de Dios, se realizan las maravillas de la historia“ [19]
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E. Estamos oponiéndonos a la “revolución moral» homosexual
En esta resistencia legal, fiel y necesaria, debemos tener presente las metas verdaderas del laicismo y del movimiento homosexual.
Mientras que la verdad y el bien se tornan más atractivos en la medida en que más concretamente aparece su naturaleza, métodos y fines; el error y el mal, por el contrario, pueden seducir solamente en la medida en que ocultan su última meta.
El movimiento homosexual y sus aliados laicistas, al imponer el «matrimonio» homosexual a la sociedad, muestran su verdadera fisonomía y esto hace disminuir su capacidad de seducir. Su imposición del “matrimonio” homosexual a los americanos dejan cada vez más claro lo que el activista homosexual Paul Varnell escribió en el Chicago Free Press:
El movimiento gay, lo reconozcamos o no, no es un movimiento en favor de los derechos civiles, ni siquiera un movimiento de liberación sexual, sino una revolución moral dirigida a producir un cambio de opinión de la gente sobre la homosexualidad. [20]
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Conclusión: Estamos luchando por el alma de EE.UU.
Está claro, por lo tanto, que la batalla por el matrimonio en EE.UU. es el choque de dos visiones del mundo. Por un lado, los americanos que todavía defienden la ley moral. Por otro, la revolución homosexual y sus aliados laicistas.
Las posiciones están también claras. Esta es una batalla por el alma de EE.UU. La así llamada Guerra Cultural se está convirtiendo gradualmente en una Guerra Religiosa. Ya que no se puede modificar la lex agendi (reglas de la moral) sin modificar la lex credendi (reglas de la Fe) dada la relación profunda entre las dos. El que acepta como buena e incluso exalta la práctica homosexual no puede adorar al Dios vivo y verdadero que destruyó Sodoma y Gomorra debido a ese pecado. (Gen. 18-19)
Por lo dicho anteriormente, es urgente resistir a la imposición en nuestro país de las “morales” opuestas a la de Cristo.
Nuestra resistencia debe ser acompañada por una sincera, ardiente y perseverante oración, puesto que, nuestro Salvador nos amonestó, “Sin Mí nada podéis hacer.” (Jn 15:5)
Finalmente, puesto que la legalización del «matrimonio» homosexual es un pecado público que puede atraer el castigo de Dios sobre nuestro país, debemos hacer sacrificios y penitencias, porque Dios no desdeña “un corazón contrito y humillado.” (Sal. 50:19)
Se hace tarde. Nuestra Señora advirtió en Fátima que el pecado pesa mucho en las balanzas de la justicia de Dios. Dios no se dejará escarnecer. (Gal. 6:7) Actuando de modo enérgico y con Fe en esta lucha, podemos atender al pedido maternal de la Santísima Virgen, reconocer y corregir nuestras faltas, y verdaderamente ser una nación sumisa Dios. La elección es nuestra.
Quiera Ella ayudarnos a todos a cumplir con nuestro deber, por completo y en conformidad fiel con la enseñanza perenne e inmutable de la Santa Madre Iglesia sobre la maldad intrínseca de los actos homosexuales.
3 de junio de 2008
La TFP Americana.
Notas:
3.http://www.insidecatholic.com/Joomla/index.php?option=com_content&task=view&id=3706&Itemid=48
4. “El fin primario de la Revelación es que el hombre crea en las verdades reveladas por causa de la autoridad de Dios“ (P. Michaele Nicolau, S.J. y P. Joachim Salaverri, S.J., Sacra Theologia Summa, vol. 1, Cap. 2, no. 54). “Puesto que el hombre es enteramente dependiente de Dios como su Creador y Señor, y puesto que la razón creada está totalmente sujeta a la verdad increada, estamos sujetos por la fe a dar una obediencia completa del intelecto y de la voluntad al Dios que revela.” (I Concilio Vaticano, Constitución Dogmática sobre la Fe Católica, Cap. 3, sobre la fe. (Denzinger, 1789) Ver Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, I, q. 1, a. 1-10 y II-II, q. 11, a. 1-4.
5. «La Fe significa las doctrinas especulativas de la Revelación; la moral, las doctrinas prácticas de la Revelación. [En] la medida en que a la obligación del asentimiento se refiere, no habiendo ninguna diferencia entre ellas“. J. Harty, s.v. “Definición teológica,” en la Enciclopedia Católica (1908), vol. 4, P. 676.
6. “El hombre que niega voluntariamente sólo una verdad de Fe niega de ese modo y rechaza la autoridad de Dios, que es el motivo único de la fe divina. Hay sólo una y misma autoridad para todas las verdades de la Fe, y esa autoridad una vez cuestionada o negada, se destruyen los fundamentos de la Fe. Debe ser todo o nada, una vez que las verdades de la fe deben ser recibidas basadas en la autoridad de Dios. No digo que un hombre no pueda tener una fe natural y humana e una fe imperfecta en algunas otras verdades después de que él haya rechazado una; pero en tal caso no puede haber fe divina alguna.” (P. Arthur Devine, C.P., El Credo explicado, Nueva York: Benzinger Bros., 1903, P. 24.
7. Ver Ex. 20:1-17; Prov. 6:29; Ecl. 23:25 – 30; Lev. 18:22, 20:13; Deut. 22:22; Gen. 19:1 – 29, 13-13; Pedro 2. 2:6; ROM. 1:26 – 28; Efes. 5:5-6; 1 Cor. 6:9-10; Jud. 1:7.
8. Congregación para la Doctrina de la Fe, Persona Humana, no. 8, www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19751229_persona-humana_en.html Ver el Catecismo de la Iglesia Católica, no. 2357.
9. Proyecto de Ley Nº 777 del Senado.
10. Ver Gary L. Bauer, “The Aftershocks of Gay Marriage” www.humanevents.com/article.php?print=yes&id=26745
12. Roger Severino, “Legalizing gay marriage will spark lawsuits against churches,” The Examiner, www.becketfund.org/files/e01a7.pdf.
13. Ibid.
15. www.vatican.va/archive/ccc_css/archive/catechism/ccc_toc.htm.
17. Ver Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, I-II, Q. 95, A. 2.
18. Cf. Eph. 6:14-17.
19. Corrêa de Oliveira, p.104.
20. Paul Varnell, “Defending Our Morality,” Chicago Free Press, Agosto. 16, 2000. www.indegayforum.org/authors/varnell/varnell37.html.