Mientras que en los Estados Unidos el movimiento pro life se creó inmediatamente después de la infame decisión de la Corte suprema que abrió las puertas a la matanza de los inocentes en 1973, en Francia, el manto de laicismo que pesaba sobre el país había bloqueado hasta aquí toda reacción consistente. Existía movimientos muy diferentes anti aborto pero ninguno de ellos se atrevía a organizar una manifestación. Hoy, esta capa comienza a debilitarse. Respondiendo a un periodista de televisión que le pedía la razón de tanto entusiasmo, un joven hombre respondió: «Es simple. (Los partidarios del aborto) son viejos. Hace ya treinta años que repiten los mismos eslóganes. Nosotros, en cambio, somos jóvenes. En lo sucesivo, la iniciativa está de nuestra parte. ¡Las provocaciones vienen de nuestra parte!»
Esta es la 3ª. Marcha contra el aborto que tuvo lugar en París el 20 de enero, organizada por el ¡Colectivo 30 años ya bastan! que reúne los principales movimientos pro vida europeos. Estaban también presentes delegaciones procedentes de Italia, Suiza, Bélgica, Alemania, Irlanda, Gran Bretaña, España, Austria, Croacia y Hungría.
¡”Treinta años bastan! ¡Leyes pro vida! ¡(…) “¡Puesto que es necesario cambiar las cosas, un partido pro vida se impone!“ Los lemas, marcados al ritmo de tambores por una muchedumbre considerada en cerca de 15.000 personas, resonaban vivamente en toda la plaza de la República, en el centro a la cual se destaca una inmensa alegoría de la República, sin la infaltable divisa “libertad, igualdad, fraternidad”. Un lema que parece una burla para los casi seis millones de niños abortados desde la entrada en vigor de la Ley Veil en 1975. Seis millones de pequeños Franceses que, considerados menos iguales por una izquierda poco fraternal, ni siquiera tuvieron la libertad de nacer.
Los lemas decían en otras palabras, no toleraremos ya la masacre de los inocentes. Haremos oír nuestra voz hasta que la Ley Veil sea derogada.
Algunas reflexiones se imponen después de este acontecimiento.
Señalemos, en primer lugar y sobre todo, la presencia masiva de jóvenes. Se trata claramente de una generación para la cual los ideales de 68 son apenas un tema de estudio en el colegio en el marco del curso de historia. Una joven muchacha de 15 años que escribe: « ¡Es necesario superar la modernidad!“. Y explica que la modernidad libertaria los decepcionó. Las causas revolucionarias que inflamaron a sus padres ya no los seducen. En cambio, encuentran en la defensa de la vida – elemento central de una más amplia lucha por la civilización – un motivo de entusiasmo y compromiso militante.
Lo que impresionaba en segundo lugar, era el número de sacerdotes presentes, algunos de los cuales usando sotana. Una parte de la comitiva recitaba el Rosario de manera ininterrumpida. En un país donde el laicidad había pasado a ser un dogma universal, eso quiere decir que, empujado por lo que más de alguno ha calificado de “despertar religioso”, una parte cada vez más importante del clero abandona la prudencia habitual para exponer con más firmeza sus propias convicciones.
Reunamos estos distintos elementos y otros más y veremos que algo nuevo está naciendo. Como lo decía el diputado al Parlamento Europeo Bruno Gollnisch, presente en la Marcha, “ queda claro en adelante que en Francia está en curso un contrarrevolución en favor de la vida ».
Fuente: Correspondance Européenne, 10 de Febrero de 2008