Ciento cuarenta y dos Obispos Católicos norteamericanos, que representan al 80% de las diócesis de ese país, han denunciado categóricamente la persecución religiosa expresada en las reglas de la Secretaría de Salud y Servicios Humanos (HSS), promulgadas en enero de este año, relacionadas con el programa de salud del Presidente Obama.
En una declaración de la Sociedad Americana de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP) ella se solidariza con los Obispos y muestra la raíz del problema, que es el Estado socialista promovido por Obama.
De acuerdo a estas reglas, los planes de salud están obligados a proporcionar «todos los métodos contraceptivos y de esterilización aprobados por la Food and Drug Administration». Como resultado, se levanta un gigantesco problema de conciencia para el 12 % de los hospitales americanos que pertenecen a organizaciones católicas.
Sin embargo, no sólo las organizaciones católicas, escuelas y hospitales están afectados por estas reglas sino todos los empleadores católicos y, más generalmente, todos los creyentes.
Los Obispos señalan que las de reglas del HHS ponen a los católicos frente a un dilema: ser fieles a sus conciencias y al mandato divino de predicar el Evangelio a todos los pueblos (San Marcos 16,15), o dejar de proporcionar los servicios de salud, incurriendo en fuertes multas. La segunda opción, declaran, «es tan amplia que puede llevar a algunos empleadores católicos a la ruina» . Esas multas impuestas a todos los que rechazan violar sus conciencias, significa reducir a los americanos a un estado de «dhimmitude», aplicado a cristianos y judíos en los países conquistados por el Islam: «los hombres adultos dhimmis eran obligados a pagar un impuesto deducido de su salario o de sus tierras». (John L. Esposito, en Oxford dictionary of Islam).
Los Obispos americanos no aceptan estas alternativas y llaman a todos los católicos y hombres de buena voluntad para que se comprometan vigorosamente en el proceso político con el fin de revertir este diktat injusto del gobierno, que subvierte la Constitución.
La Sociedad Americana para la Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP), autora de este artículo, lleva el pedido más lejos mostrando la raíz del problema.
Secularismo y socialismo
Como muchos Obispos han notado, la ideología que subyace a esta medida es el secularismo, hostil a la religión y que niega la vida espiritual y lo sobrenatural.
Este secularismo, que procede de la filosofía del Iluminismo de los siglos XVII y XVIII, se desarrolla naturalmente en el socialismo, que pretende la completa liberalización del hombre de toda sumisión a la autoridad divina.
De hecho, el socialismo no sólo rechaza a Dios, sino que lo reemplaza por el Estado. Para los socialistas el Estado es supremo, omnisciente y absoluto. Contrariamente a la Divina Providencia, que gobierna a los hombres con amor, respetando su verdadera libertad como hijos de Dios, el Estado socialista es dictatorial y totalitario. Es un Estado policial.
Las nuevas normas anti religiosas implementadas en el «Obamacare» son la consecuencia natural de esta ley de inspiración socialista y estatista. Frente al estado todopoderoso, los individuos ni las instituciones, ya sean civiles o religiosas, tienen una verdadera libertad.
Una vez que el Estado es considerado como la fuente de todo, las libertades humanas son vistas como meras «concesiones», que el Estado puede retirar cuando quiera.
A pesar del rotundo fracaso del socialismo en todos los lugares donde fue experimentado, el » Obamacare» confía la salud al Estado.
La declaración de la TFP añade que esta institución apoya «ardientemente la lucha de los Obispos», insistiendo en que la verdadera solución es acabar con el control socialista del Estado sobre la salud.
Documento original: http://www.tfp.org/tfp-home/catholic-perspective/confronting-religious-persecution-in-america-neither-apostasy-nor-dhimmitude.html