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Las astucias del tonto risueño

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El tonto risueño es el representante de una familia de almas que cada vez es más numerosa en Occidente. Tiene una filosofía de vida. Superficial, agitado, débil mental, vive sólo en el mundo de las apariencias. Cree que no vale la pena pensar, ni luchar, porque «al final todo sale bien»

Bajo este título, Plinio Corrêa de Oliveira alertaba en 1963 contra la ilusión muy corriente en la época de de la existencia de una rivalidad entre el comunismo chino y el ruso, lo que favorecería al Occidente. (Revista «Catolicismo» No. 155 – Noviembre 1963).

Hoy China y Rusia «apuestan por una cooperación ‘sin límites’ frente a Occidente» en el contexto de la crisis Rusia-Ucrania. (El Mercurio, 06/02/2022)

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Las astucias del tonto risueño
El «New York Herald Tribune» presentó esta sagaz «caricatura» de Mauldin, sobre la «rivalidad» e incluso el «antagonismo» entre el comunismo soviético y el comunismo chino.

El «New York Herald Tribune» presentó esta sagaz «caricatura» de Mauldin, sobre la «rivalidad» e incluso el «antagonismo» entre el comunismo soviético y el comunismo chino.

Un occidental de cara estúpida marcada por una amplia sonrisa optimista y poco inteligente, se prepara para caer rápidamente en la terrible trampa que lo partirá por la mitad.

¿Quién es este tonto risueño? Es el fiel representante de toda una familia de almas que cada vez es más numerosa en Occidente: la familia de los tontos risueños.

El tonto risueño tiene una filosofía de vida. Superficial, agitado, débil mental, vive sólo en el mundo de las apariencias. Detesta profundizar, ir en serio al corazón de los problemas, reconocer los peligros y prepararse para enfrentarlos. Por eso mismo, creó el mito de que «al final todo sale bien», y que no vale la pena pensar, ni luchar, porque hasta sin pensamiento ni lucha, al final todo sale bien.

Por supuesto, para el tonto risueño, todo es como parece serlo. No hay enemigos. Y si los hay, son exactamente lo que parecen. Por ello, ya estén enojados o sonriendo, es necesario creer en su enojo o su sonrisa. Y cuando parecen pelearse entre ellos, es porque lo hacen realmente.

Cardenal Pie: «Es condición de toda verdad el ser intolerante»

Quien no piensa así es un reaccionario atrasado, con el hígado enfermo y los nervios de punta. Sólo un individuo así puede creer que en nuestro siglo aún existen caballos de Troya, Maquiavelos, etc. Estamos en el siglo de la luz y la sonrisa. Y basta sonreír para atraer, mover y desarmar al oponente.

La ingenuidad del tonto risueño de Occidente fortaleció desde hace décadas tanto a Rusia como a China

El tonto risueño, que no es hepático ni reaccionario, lo sabe. Y como resultado, él -el diplomático superior, un Maquiavelo de la sonrisa y la credulidad se prepara para explotar el antagonismo chino-ruso. ¿Cómo? De una manera terriblemente inteligente: dándoselo todo a Rusia, para lanzarla contra China. Empezando por el trigo, que la Rusia comunista tendrá a un precio razonable, tanto como quiera…

¡Qué buen golpe! Los soviéticos estarán muy agradecidos. Qué fuerza tiene la gratitud en el alma humana, piensa el tonto risueño. El trigo estadounidense sacudirá el actual régimen ruso hasta sus cimientos. Y con eso, perdido en el amor y la gratitud por Occidente, el coloso soviético se sentirá cada vez más distante de China…

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Muchas personas, al leer estas notas, dirán: ¿pero no es así? ¿No es esta una manera de sentir generoso y cristiano?

«Cristiano»… ¡cuántos abusos se han hecho de esta palabra!

Nadie puede ser más cristiano que Nuestro Señor Jesucristo. Ahora bien, ¿qué nos enseña su vida en este asunto, sino que muchas y muchas veces la maldad del hombre cierra su corazón al sentimiento de gratitud, aun cuando ha recibido los mayores beneficios? ¿Qué hicieron nueve de los diez leprosos que sanó (cf. Lc 17, 11-19)? ¿Qué le hizo el pueblo elegido a quien Dios había colmado de los mayores dones en el orden del espíritu y del cuerpo?

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Esta triste familia de almas, de tontos risueños, es un estigma de degeneración de los pueblos en que florece. Así fueron los emperadores del Bajo Imperio frente a los bárbaros, frente a los otomanos los Basileus bizantinos, frente a la Pseudo-Reforma tantos católicos anteriores a la Contrarreforma, frente a la revolución Luis XVI y los nobles liberales. Y así los ejemplos podrían multiplicarse hasta nuestros días.

Y así, el diablo no tiene mejores instrumentos que los tontos risueños. El bobo es el caballo del diablo, dice un viejo adagio…

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Al final de estas líneas, estamos imaginando a un tonto risueño que nos lee, y que frunce el ceño cuando ve que estamos hablando del diablo. Diablo no, piensa, el término es anacrónico. ¿No sería mejor, según la sugerencia de una revista holandesa, hablar de «ángeles separados»?

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08/02/2022 | Por | Categoría: Política y valores
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