Contra hechos no valen argumentos: las fotos que publicamos desmienten el mito revolucionario de la miseria de las clases populares de antaño.
Dos salas.
La primera pertenece a un edificio de gruesas paredes, como fácilmente se percibe en las dos ventanas. Vidrios gruesos, estilo fondo de botella, dejan entrar la luz, pero protegen contra el frío. Un fuerte revestimiento de madera esculpido, en uno u otro lugar, y las vigas labradas del techo, dan una impresión de conjunto en que el confort, la solidez y el buen gusto proporcionan el calor de una intimidad doméstica simple y, sin embargo, muy digna. Los muebles sólidos pero sencillos acentúan esa nota.
La otra sala, cuyo ambiente está marcado por la gran chimenea y por un cuadro religioso, hace sentir una atmósfera idéntica. La cuna de madera tallada, los respaldos elegantemente elaborados de las tres sillas -que se ven en el primer plano- constituyen verdaderos objetos de arte.
Estas dos salas se encuentran en el Tirol. Basta decir esto, para que el lector imagine tener ante sus ojos un albergue de recreo, perdido en las nieves, para uso de turistas riquísimos.
Gran equivocación. Las fotos presentan los revestimientos de madera y los muebles de habitaciones campesinas austríacas del siglo XVI o XVII, conservados en el Museo de Arte Popular, Tirolesa de Innsbruck, Austria.
Comparadas a todo cuanto estos ambientes tienen de propicio para la vida del alma y las conveniencias de la salud y del confort de los campesinos, ¡a que distancia quedan tantas ostentosas, frías y repelentes, viviendas de cemento, construidas aquí y allá por entidades que, desdeñosas de cualquier tradición, se ufanan de ser super modernas! Basta andar por los arrabales de varias grandes ciudades de hoy, para ver tales edificios: el transeúnte pasa cerca de ellos con horror de transponer sus puertas.
La comparación es expresiva. Ella muestra el equívoco que existe en imaginar que los siglos de civilización cristiana no conocieron el celo por las clases populares.
, “Catolicismo» n°168 Diciembre 1964