La Comisión de Salud del Senado acordó, la semana pasada, fundir las diversas mociones parlamentarias que buscan despenalizar y regularizar el aborto en nuestro País.
De esa fusión resulta, según información del propio Senado [1], una moción que despenaliza el aborto por razones médicas, mal llamado «terapéutico», el aborto eugenésico y el aborto en caso de violación.
El Senador Fulvio Rossi intentó justificar la iniciativa diciendo que existe una «necesidad de legislar en esta materia, porque hay una gran cantidad de interrupciones de embarazos por razones médicas que se realizan en nuestro país y que claramente están en la más completa ilegalidad. Por tanto es urgente adecuar nuestra legislación».
No sorprende que el Senador socialista siga la corriente de su partido que propugna «adecuar» la legislación a la «realidad». Es decir, legalizar para toda la sociedad lo que una pequeña minoría pretenda. La moral, el bien común, el derecho natural, parecen ser para los socialistas palabras sin sentido.
El Senador Rossi continuó: «Todos queremos proteger la vida. Aquí no estamos hablando de una legislación contra la vida, por el contrario, proteger la vida y la dignidad de la mujer«. Se trata, entonces, de salvar a la madre y matar al no nacido.
Podemos preguntarnos, ¿quién asegura que con la aprobación de esta nueva ley no se cometerán abusos aún peores que los aludidos por el Senador? Si un parlamentario considera que un título para la aprobación de una ley es que se cometan ilegalidades, ¿dónde llegaremos?
La sorpresa
Pero la sorpresa vino con las declaraciones del Senador Francisco Chahúan, quien elogió el acuerdo logrado diciendo que «lo importante es tener un debate de altura». Para él, ese debate debe realizarse «más allá de las convicciones«. Extraña afirmación en boca de una persona que se definía como anti–abortista…
Y agregó: «quienes defendemos la vida desde el momento mismo de la concepción no lo hacemos por razones religiosas«. «El tema es que seamos capaces de despercudirnos de los prejuicios y enfrentemos el tema desde la perspectiva de los derechos de los seres humanos«. Quien dice que no defiende una posición por motivos religiosos y, a continuación, llama a «despercudirnos de los prejuicios», insinúa que los motivos religiosos constituyen prejuicios.
El sentido de sus palabras se ve reafirmado cuando declara que este tema debe ser tratado «desde la perspectiva de los derechos de los seres humanos». ¿De qué derechos humanos se trataría? ¿Esos derechos humanos estarían contrapuestos a los principios religiosos? ¿Qué quiere decir, en suma, el Senador?
Otra afirmación del Senador que no queda clara es: «Creo que vamos a tener una discusión a la altura de congresos como el inglés, que tomó decisiones importantes sobre la materia». Queremos pensar que el Senador Chahuán no se refiere a la ley inglesa que permite la realización de abortos en bebés con riesgo de nacer «discapacitados», como aquellos que tienen el labio leporino o el paladar hendido, el pie zambo, o el síndrome de Down.
Tampoco mencionó los abusos a que dio origen dicha ley. El Departamento de Sanidad inglés informó de casos de abortos realizados por razones de defectos genéticos o discapacidades y también de abortos llevados a cabo en niñas con edades inferiores a las de consentimiento para ello, que es en Inglaterra y Gales de 16 años. [2]
Pero nuestros lectores pueden estar tranquilos. El Senador Chahuán también declaró: «Aquellos que creemos en el derecho a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, tenemos una determinada posición». Agregando una declaración desconcertante: «Pero lo importante es tener un debate de altura«.
¿Se habrá dado cuenta el Senador que no se trata aquí de un debate académico sino de la vida o de la muerte de millares de seres inocentes?
[1] http://www.senado.cl/prontus_galeria_noticias/site/artic/20110803/pags/20110803111608.html
