Occidente, fruto supremo de la civilización cristiana, parece encontrarse en un momento crucial de su historia.
Un mundo convulsionado
La crisis del Covid-19, las medidas sanitarias que afectarán irremediablemente la economía mundial; el creciente malestar social anarquista como el de Estados Unidos y otros lugares; los ataques y profanaciones de lugares de culto; el debilitamiento de la familia natural y de la austeridad de las costumbres morales; el resurgimiento del islamismo radical dentro de sus fronteras; el crecimiento exponencial del imperio capital-comunista chino: son todos eventos que ayudan a delinear un panorama que tiende hacia un «nuevo orden mundial», en el que el los valores y principios cristianos y la ley natural que constituyen la columna vertebral de la civilización occidental corren grave peligro de desaparecer para siempre.
La desorientación de los Pastores
Los fieles elevan la mirada a la Suprema Autoridad Eclesiástica para escuchar una palabra de defensa de este fruto temporal de la evangelización de la Iglesia, que es la civilización cristiana occidental, pero escuchan sólo palabras de reproche y desdén, especialmente dirigidas a su modelo económico-social, basada en gran medida en los principios de la ley natural y la doctrina social de la Iglesia, como la familia fundada por padres de diferentes sexos, la propiedad privada y la libertad de empresa.
¿Qué actitud debemos tomar los católicos?
¿Puede un católico fiel y amante de la Iglesia resistir a tal línea pastoral y política de la Santa Sede incluso si cuenta con el respaldo del Sumo Pontífice?
El centro de la lucha se desplazó al seno de la Iglesia
¿Puede pensar lo contrario, en base a la enseñanza previa ininterrumpida que es muy clara sobre los problemas mencionados?
Con base en lo realizado en 1974 por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira frente a la Ostpolik del Papa Pablo VI con los países comunistas, las asociaciones de TFP y sus congéneres, presentes en los distintos continentes, renuevan su declaración de filial pero legítima resistencia a quienes dan la espalda a Occidente cuando deberían ser sus mejores defensores.
El lector encontrará la respuesta a estas cuestiones en el manifiesto que sigue